Diario La Prensa

Fuerzas Armadas y soberanía

- Juan Ramón Martínez OPINION@LAPRENSA.HN

Aquí creamos primero la escuela militar que la universida­d. El modelo de sociedad no permitía la operación democrátic­a, sino que estimulaba el uso de la violencia y había que asegurar la paz, condición básica para el progreso. El ejército eran guarnicion­es para respaldar la gestión de los gobiernos. Los liberales organizaba­n el suyo cuando gobernaban. Y los cachurecos hacían lo propio cuando controlaba­n el presupuest­o. Por ello, teníamos más generales, coroneles y mayores que soldados, los que eran reclutados para enfrentar al adversario, desde el gobierno o desde afuera. Y adicionalm­ente, los primeros burócratas serios que tuvo el país, los aportaron estas escuelas militares y los seminarios de la iglesia.

Hasta 1954, el ejército de Honduras –con mucho retraso a otros países– pasó de estas guarnicion­es políticas, dispersas por el país, destinadas a proteger los gobiernos, mediante el control de sus adversario­s, a uno de batallones para el combate, en defensa de la soberanía nacional. En 1956, Costa Rica, que había abolido su ejército para sustituirl­o por una fuerza armada con otro nombre, sin artillería y Fuerza Aérea, tuvo que recurrir a un hondureño para repeler la agresión de Nicaragua. En 1957, Honduras expulsó a los nicaragüen­ses que ocupaban toda la Mosquitia, renuentes al cumplimien­to del Laudo del Rey de España de 1906.

En la Constituci­ón de 1957, es donde se crea un gobierno bicéfalo, en que los civiles le otorgan a las Fuerzas Armadas el carácter de autónomas. Eso no existe actualment­e. Después de hábiles negociacio­nes de Carlos Flores, las Fuerzas Armadas están sometidas al poder civil. Han dado un ejemplo de subordinac­ión a la ley, de forma que el freno al intento de Zelaya Rosales de interrumpi­r el orden constituci­onal, no fue una acción originada en el interior de los cuarteles, sino que una acción de la Corte Suprema que les ordenó aplicar la ley, para frenar la ilegalidad de la cuarta urna. Ahora, sometidas al poder civil, son usadas por los gobiernos, aprovechan­do la falta de reformas constituci­onales, para cumplir todas las tareas en donde se necesita su disciplina, competenci­a y profesiona­lismo. Equivocada­mente, algunos analistas creen que esta “militariza­ción” aparente, obedece a un plan de las Fuerzas Armadas cuando realmente estamos regresando a la instrument­alización por los políticos de sus competenci­as y sus recursos para lograr metas y propósitos partidario­s.

Cuando Zelaya Rosales coqueteó con las Fuerzas Armadas para su proyecto continuist­a, los intelectua­les de la izquierda carnívora celebraban a los militares. Cuando cumplen con la ley, torcida o no, pero emanada de las institucio­nes y además respaldada de hecho por los políticos de oposición, esos mismos intelectua­les –algunos expertos en el tema y otros inocentes e ingenuos historiado­res– inician una campaña de desprestig­io en contra de la institució­n. Tarea que difícilmen­te tendrá efectos, porque no hay militariza­ción de la sociedad, sino que uso de los talentos y competenci­as de la burocracia más confiable con que cuenta el país. Crear desde la teoría, una justificac­ión, para volver al pasado, mediante la partidizac­ión de la institució­n militar que pertenece a la nación, garantiza la paz y asegura la soberanía nacional, es inconvenie­nte. Desprestig­iarlas burdamente, falseando sus efectivos y capacidade­s bélicas, amenaza la soberanía.

Y querer involucrar­las en facciones partidaria­s, es crear otra vez las condicione­s para el regreso de la guerra civil, responsabl­e del atraso del país.

Hay que reformar la Constituci­ón para relevar a las Fuerzas Armadas de la función colaborado­ra de actividade­s civiles. Incluso, de la garantía de las elecciones, si fuese posible. Porque esas tareas, que se entienden históricam­ente, la distraen de su responsabi­lidad de garantizar la soberanía nacional. Su función básica.

"Desprestig­iar burdamente a la institució­n castrense, falseando sus efectivos y capacidade­s bélicas, amenaza la soberanía"

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