Racionalidad versus emotividad
Hay momentos en nuestra vida que nos encontramos en grandes encrucijadas, donde el panorama no es tan claro como para tomar una decisión. Pero, como seres humanos que somos, tenemos la gran capacidad de decidir; y en tales decisiones nos jugamos toda nuestra existencia. Es así que a veces tenemos que optar entre “lo que queremos” o “lo que conviene”, es como decidir según los sentimientos o según la razón. Hay que admitir de entrada, que como buenos latinos damos mucha importancia a los sentimientos, a las emociones, sin embargo, hay decisiones que debemos pensar más y sentir menos…
En muchas ocasiones será necesario ponerle razón a los sentimientos. Cuando somos muy emotivos sufrimos más, porque cargamos con el peso de nuestra propia emotividad y también el grado de responsabilidad o de dolor que les corresponde a los demás. El emotivo es más sensible. Emotividad y sensibilidad no son buena combinación cuando de decisiones se trata. Las emociones y la sensibilidad deben, obligatoriamente “tener una cuota de racionalidad”. Lo racional es como “el freno” para no chocar con la pared.
Una persona muy racional tiende a ser fría, directa, concreta, y, según ella, casi siempre realista: pero, le hace falta sonreír más, maravillarse por lo que ve a diario, disfrutar más los pequeños momentos e incluso permitirse reírse de sus errores.
"emotividad y sensibilidad no son buena combinación cuando De Decisiones se trata"
Ser muy racional, nos hace a veces muy calculadores y esto cierra la puerta de la espontaneidad. A veces pensamos mucho y dejamos pasar la oportunidad. El temor a equivocarse, a fallar, aturde mucho, dando a veces incluso atisbos de fatalidad. Ser muy racional a veces nos puede dar una seguridad que es fabricada.
¡Qué necesario es saber tener la medida adecuada de emotividad y de la racionalidad! Así podríamos sufrir menos y acertar más en nuestras decisiones. Pero, en la práctica, en lo cotidiano, la balanza tiende a irse más a un lado que a otro. Se piensa muchas veces que la persona por ser emotiva es más sensible; es decir que puede ser más compasiva, más generosa, más cercana, más amigable… pero no siempre es así. Cuando la emotividad rige el comportamiento de una persona muchas veces la vuelve más vulnerable. Una persona emotiva ante una dificultad tiende a no hablar, a no decir lo que está pasando...por evitar algún problema. Los emotivos muchas veces sufren en silencio.
Como hondureños muchas veces pensamos, actuamos y opinamos más desde nuestra emotividad. Por eso es bastante difícil generar actitud crítica, pensamiento genuino, posturas sólidas y bien fundamentadas ya que nuestro pueblo vive más desde las emociones y sentimientos que están a flor de piel.
Emotividad y racionalidad no deben contraponerse sino más bien complementarse.