Diario La Prensa

50 años DE UN TIPO NORMAL EN HOLLYWOOD

Los ángeles. el actor se ha convertido en uno de los más rentables y respetados de la pantalla grande

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Sin grandes escándalos, sin hacer excesivo ruido, sin aires extravagan­tes de estrella, así logró triunfar Matt Damon, que este jueves cumplió 50 años como un tipo de aire normal que acabó convirtién­dose en uno de los actores más rentables y respetados de Hollywood. Ganador del premio Óscar al mejor guion original por (1997) junto con su inseparabl­e Ben Affleck, Damon ha destacado paradójica­mente por las escasas salidas de tono y noticias que ha dado más allá de los rodajes, algo que contrasta con la facilidad de su amigo del alma para atraer a la prensa del corazón. Juntos comenzaron en el cine, de la mano han seguido trabajando en Hollywood y ahora se han vuelto a reunir como actores, ya que Damon y Affleck se verán las caras, nunca mejor dicho, en

una película de Ridley Scott sobre un caballero y un escudero que resuelven sus diferencia­s midiéndose con la espada.

Quizá en la vida real tenga una apariencia de hombre corriente de la calle, pero en el cine ha hecho de todo.

Fue un genio de las matemática­s en desplumó casinos en la lujosa trilogía de

(2001, 2004 y 2007), fue un agente secreto implacable pero amnésico en las cuatro cintas de Jason Bourne (2002, 2004, 2007 y 2016) y hasta plantó patatas siendo un astronauta en

(2015).

Detrás de su apariencia convencion­al algo tendrá de especial Damon para haber sido requerido por algunos de los cineastas más importante­s del panorama contemporá­neo.

De Gus Van Sant de 2012, además a Martin Scorsese 2006) pasando por George Clooney 2017), Christophe­r Nolan

2014), Steven Soderbergh

2011), los hermanos Coen 2010), Clint Eastwood

2009) o James Mangold

2019), a Damon le está quedando un currículum más que envidiable.

Aparte de actor y guionista, Damon también ha probado suerte en la producción con mucho acierto en algunos casos, puesto que fue candidato al Óscar a la mejor película por ser uno de los responsabl­es de (2016). Pero, curiosamen­te, nunca ha dado el salto a la dirección.

Lo que sí ha probado Damon es el sabor del fracaso, puesto que no todas sus películas han sido éxitos incontesta­bles.

En ese apartado de tropiezos figuran, por ejemplo, la osada y fallida aventura asiática de

(2016), la insípida la escasament­e romántica

(2000), en la que la química entre Damon y Penélope Cruz simplement­e no acababa de prender. (2011) o

Casado con Luciana Barroso desde 2005, con quien tiene cuatro hijas, Damon lleva una vida discreta y fuera de los grandes focos de Hollywood. El codiciado actor, que ha figurado en varias listas de los hombres más sexis del mundo, está felizmente casado con una argentina, una mesera que conoció en Miami durante la filmación de la película (2003), y de la que quedó perdidamen­te flechado.

Ambos contrajero­n matrimonio en una ceremonia privada el 9 de diciembre de 2005. Juntos comparten a cuatro hijas: Alexia (hija de una relación previa de Luciana), Isabella, Gia y Stella. Matt Damon continúa cultivando su amor por su Boston natal, es un enorme fan del equipo de béisbol Boston Red Sox y en 2013 recibió la Medalla de las Artes de Harvard, universida­d en la que estudió antes de lanzarse al cine.

Tampoco parece tomarse demasiado en serio su condición de estrella, ya que son abundantes sus cameos, a veces paródicos, en películas como

(2017) o (2018). Aunque su gran papel cómico no ha sido en el cine, sino en la televisión, donde su ficticia y eterna rivalidad con (su en realidad cercano amigo) Jimmy Kimmel ha dado tanto juego que hasta se coló en la ceremonia de los Óscar.

Con todo este esfuerzo durante años por no llamar demasiado la atención, quizá sorprendie­ron aún más sus polémicas declaracio­nes en 2017, dos meses después de que se conocieran los escándalos sexuales de Harvey Weinstein y en plena eclosión del movimiento #Metoo.

“Creo que hay una gama de comportami­entos, ¿verdad? Hay una diferencia entre dar una palmada en el c**o y violar o abuso sexual infantil, ¿no? Esos comportami­entos necesitan ser confrontad­os y erradicado­s, sin duda, pero no deberían ser mezclados, ¿verdad?”, dijo al periodista Peter Travers en

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