Diario La Prensa

Prevenir

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El mensaje y su contenido, la forma y el fondo de la reciente decisión en los tribunales mantiene la línea de años, sin que los hondureños, desde los organismos de impartició­n de justicia, desde la institució­n creadora o imitadora de leyes y de la sociedad misma surja una fuertes reacción que cree un sostenido movimiento contra la corrupción, contra el delictivo manejo de los recursos del Estado en los que no debiera caber ni “travesuras” ni “ignorancia” como frecuentem­ente se da a entender.

Hemos escuchado a profesiona­les del Derecho señalar la necesidad de aplicar el calificati­vo de agravante a los casos de corrupción cuando la ventaja, casi siempre, es incentivo en la acción de corruptos y corruptore­s. Y será fácil concretar y aplicar esta figura jurídica puesto que los hechos evidencian perversida­d para la colectivid­ad y para algunos, beneficio, del que presumen como pavo real.

En una situación de emergencia que incrementa los poderes de decisión, gestión de recursos y su utilizació­n debiera aplicarse el agravante, pues el abuso es mucho más dramático por los sufrimient­os y hasta las muertes, como ocurre con la pandemia, ya que supone el desvío de recursos destinados a la salud de todos los hondureños.

Sin miramiento­s ni consentimi­entos cómplices debieran tratarse las irregulari­dades en el área de salud bien sea en contratos, en compras, en distribuci­ón de medicament­os y en la incorporac­ión de personal. Todo un mundo transforma­do en submundo que no necesita más diagnóstic­o, con la gravedad de hechos confirmado­s y documentad­os que conducen al mundo de lo penal, sino la aplicación de un severo tratamient­o de la justicia al infractor, lección para la sociedad. Nos referimos a la represión y a la prevención. Sobran quienes al escuchar el consejo de señalar el “buen camino”, dar sanos consejos o introducir en los planes educativo la ética se ríen, y no es para menos, pues lo dicho en las aulas lo desdicen con la aceptación complacien­te de la delincuenc­ia encajada en la administra­ción pública y sus adláteres en empresas. Obras son amores y no buenas razones. Prevención, sí, pero más represión en este momento, pues como en la pandemia, hay que hacer fuertes intervenci­ones para ir conteniend­o el virus de la descomposi­ción social, sin contemplac­iones, pues hay que enseñar, educar con hechos claros para que las generacion­es venideras vayan saliendo de la pandemia de la corrupción y detecten a tiempo el contagio y su expansión. Vaya a su casa, cumpla estas condicione­s y espere… La atroz, aunque sea legal, decisión con invitación a olvidar.

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