¡Oh Dios mío! ¿Qué he hecho?
“Nuestros actos tienen en sí la condición de desatar consecuencias”
Su nombre fue Little Boy y pesó nueve mil libras, medía solamente 10 pies de largo y 28 pulgadas de diámetro. Sin embargo, poseía la fuerza destructor a de 20,000 toneladas de dinamita! fue construido en solamente dos años y medio, pero su costo se elevó a dos mil millones de dólares. y su utilización ha sido quizá la más controvertida de las decisiones tomadas en la historia militar.
Cuando dejó escapar su potencia destructora, en casi mil metros a su alrededor los edificios literalmente se disolvieron, los puentes de acero y de piedra se quemaron, las baldosas de los tejado s hirvieron yl agentes e evaporó dejando sus sombras impresas en paredes y pavimentos, simulando siniestros negativos de radiografías.
Little Boy fue el apodo con que los científicos bautizaron la pequeña bomba atómica. En realidad, explotó en el aire, a unos 560 metros sobre el suelo de Hiroshima, ciudad japonesa. Una fracción de segundo después la temperatura alcanzó trescientos mil grados centí grados, un calor difícil siquiera de imaginar. El cielo, que esa mañana era azul se tornó amarillo oscuro. Una nube de humo, revuelto a borbotones, se elevó como un hongo gigantesco de cincuenta mil pies de altura.
El capitán Robert Lewis, que era el copiloto del B-29, la superfortaleza volante del Grupo Compuesto 509 de la Fuerza Aérea Norteamericana, quedó perplejo ante aquel enorme hong o y el color ocre del cielo. Asustado, solo pudo decir: ¡Oh Dios mío! ¿Qué hemos hecho?
De esta horrenda página de la historia universal hay decenas de lecciones que sacar. Yo en lo personal creo que todos llevamos dentro un gran poder. Y que, a diferencia de aquella bomba, diseñada solamente para matar, nuestro poder puede ser utilizado para bien o para mal. Nuestros actos tienen en sí la condición de des atar consecuencias. A veces estas quedan fuera de nuestro control y nos asustan. Usted y yo debemos escoger los actos que creen buena voluntad y bienestar.
LO NEGATIVO: Actuar mal, y luego sorprendernos de los resultados de nuestros actos.
LO POSITIVO: Ser conscientes de que nuestros actos acarrean consecuencias, buenas o malas.