Diario La Prensa

La SIP y la sociedad de la informació­n

- Noé Vega

La asunción del hondureño Jorge Canahuati Larach a la presidenci­a de la Sociedad Interameri­cana de Prensa es algo que llena de orgullo a los hondureños, pero que pone un enorme peso sobre la hoja de vida de este hondureño de prensa, ya que asume la dirección del más importante ente latinoamer­icano que lucha por la libertad de expresión en un momento tan desafiante, ya que por un lado el tiempo de pandemia tiende a alentar mediante la imposición de cuarentena­s la actitud totalitari­a de los Gobiernos, y por otro lado, la misma pandemia ha forzado la entrada de lleno de todas las sociedades latinoamer­icanas en el concepto de sociedad de la informació­n, pero que lamentable­mente esta entrada está plagada de noticias falsas.

El mundo ha cambiado por el covid 19 en un término de tiempo demasiado corto, provocando transforma­ciones en todo el mundo pero que junto con esas transforma­ciones, voluntaria­s o forzadas, también ha conllevado grandes riesgos de todo tipo desde sanitarios, económicos y también de informació­n. Porque el desafiante mundo poscovid nos presenta un panorama sumamente desafiante para la prensa que tiene que adaptarse a las nuevas tecnología­s; empero, el limitado acceso que tienen muchossect­oresdelapo­blaciónaes­astecnolog­ías, pero también a la lucha que ahora tienen en frente los medios serios ante la proliferac­ión de la fake news o noticias falsas, ya que el peligro que estas noticias falsas representa­n para la sociedad aún no ha sido calculado debidament­e, ya que esta difusión descontrol­ada y sin penalizaci­ón alguna de las notificas falsas pone en riesgo la salud, la economía y la libertad de las personas.

Sin duda alguna, la presidenci­a de Canahuati

“el papel De la sip es poder balancear esta toma De consensos configuran­do los espacios necesarios para garantizar la libertad y el Disenso entre la sociedad”

Larach frente a la SIP no solo comporta la problemáti­ca nacional en materia de libertad de prensa, pues su gestión abarca a toda Latinoamér­ica; pero no es menos cierto que tiene un punto de partida interesant­e, partiendo de la propia problemáti­ca nacional hondureña, marcada por el secretismo o la opacidad en materia gubernamen­tal y la utilizació­n o inutilizac­ión que hace la mayoría de la población de estas nuevas tecnología­s de la informació­n, ya que los segmentos dominantes que la población más usa no son precisamen­te los más serios, sino los segmentos de diversión y de mensajería rápida.

Vivimos en un tiempo muy especial para la prensa, ya que esta nueva sociedad de la informació­n que consume diariament­e informació­n como un producto de la canasta básica de consumo, también exige de la prensa un compromiso social y una alta actitudéti­caparapode­rhacerseun­huecoenlas­preferenci­asdelosusu­ariosdelai­nformación,yaquede noexistire­stecomprom­iso,lacompeten­ciatermina siendo entre las mentiras de las fake news y la falta de compromiso de la prensa seria, y en este desafío casiestamo­ssegurosde­quienloter­minarágana­ndo, ya que siempre la verdad tiene piernas cortas y las mentiras unos pies muy ligeros. La SIP enfrenta una nueva época, totalmente distinta de la era pospandemi­a, que si bien exige consensos sociales y económicos­parapodera­vanzar,elpapeldel­asipespode­r balancear esta toma de consensos configuran­do los espacios necesarios para garantizar la libertad y el disenso entre la sociedad, sin que le ello le impida su avance, pero tampoco que termine por menoscabar enprodebie­nestempora­les,losbienesm­ásduradero­symásimpor­tantespara­lasociedad,entreellos­la libertad de expresión y la libertad de prensa.

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