Emergencia sobre emergencia
Llueve sobre mojado es la expresión popular cuando se enlazan los contratiempos, las dificultades, como nos está sucediendo a los hondureños en estos días, aunque un gran sector de la población y, en particular, los profesionales de la salud acuden al dicho tradicional “no hay mal que por bien no venga”, pues no habrá desplazamientos, menos aglomeraciones y el temor a la expansión del virus disminuirá sustancialmente, aunque la pandemia está aquí y habrá que permanecer alerta.
Las esperanzas de recuperación tan necesaria en el sector turístico se han ido esfumando desde el inicio de la semana al aparecer en el Caribe un fenómeno natural, convertido en huracán al llegar a las costas de La Mosquitia y avanzar hacia el territorio nacional. La saturación del suelo es máxima, por lo que las lluvias que no dejan de caer desde el domingo representan grave riesgo de deslizamientos, obstrucción de vías de comunicación y lleno de cauces, sobre los que habrá que mantener plena atención y no exponer la vida por intentar atravesarlos. Nunca será demasiada la prevención, pues la vida de las personas es prioridad y la protección de los bienes en zonas de riesgo, algunas de altísimo peligro, deben llenar la agenda en estos días de los altos funcionarios del Gobierno, no solo en Copeco, no ocurra como en estos meses de pandemia, cuando la mayoría de ellos desapareció de la escena. Estamos en emergencia sobre emergencia y todo debiera confluir hacia la atención de las necesidades ocasionadas por el fenómeno natural.
Nos llega agua sobre mojado, y esto golpeará el ánimo de muchos hondureños, de este ambiente de parcial confinamiento, de cifras y estadísticas diarias sobre el avance de la pandemia, de consejos y advertencias, de sentir la presión de peligro inminente en cada salida de casa e incertidumbre sobre la capacidad de atención a los contagios.
Pero hay lo que hay, y eso va en serio, y hay que entenderlo así.
Nos llega otro grave desafío y habrá que enfrentarlo con la mayor seriedad, sin frustraciones ni señalamientos, prevaleciendo la responsabilidad colectiva y personal, de manera que este nuevo contratiempo se convierta en oportunidad de creatividad y unión con vistas a un futuro cercano con sensatez de todos.