Diario La Prensa

6 HORAS PASARON SOTERRADOS DOS HERMANITOS

Los dos pequeños sobrevivie­ron al deslave en el caserío Río Negro de San Manuel de Colohete Su madre y dos hermanas falleciero­n en el alud

- Mariela Tejada correspons­ales@laprensa.hn

gracias. “Sobrevivie­ron de milagro, esto es un plan que tiene Dios para nuestras familias”, así relatan los pobladores del caserío Río Negro los angustiant­es momentos que vivieron dos pequeños que quedaron huérfanos y que lograron mantenerse vivos bajo un enorme alud de lodo que soterró la vivienda en la que falleciero­n su madre y sus dos hermanitas.

La noche del martes 17 de noviembre será inolvidabl­e para los pequeños Juan (de 9 años) y Wendy Mateo Rivera (de 15 meses), quienes vieron a su madre Reina Isabel Rivera Campos fallecer junto a sus hermanitas Yoselin y Escarlet. Francisco Campos, hermano de la fallecida Reina Isabel, contó cómo su hermana quedó sepultada en los escombros de la humilde vivienda construida con adobe.

La tragedia ocurrió la madrugada del martes, cuando el cerro se desprendió y soterró la vivienda con la mujer y sus cinco hijos adentro.

Vecinos escucharon el estruendo de los árboles cayendo; sin embargo, por miedo no acudieron a verificar qué pasó. Fue hasta las seis de la mañana del día siguiente cuando se enteraron de que la casa de Reina Isabel era una de las muchas que estaba destruida por el deslave.

“Con ayuda de los vecinos logramos recuperar a la niña y el niño salió él solo del lodazal. Estuvieron toda la noche debajo de los escombros y el cadáver de su madre”, dijo entre sollozos Francisco, tío de los menores huérfanos. Aún incrédulo de lo ocurrido, Campos contó que el pequeño Juan estaba afuera del lodazal con golpes en la cara, mojado por

la lluvia, mientras que la bebé de 15 meses seguía en medio de los destrozos. Varias personas lograron remover los escombros y encontraro­n que la viga de la casa cayó sobre la cabeza de la mujer y su niña de 15 meses se cayó de sus brazos y en un pequeño espacio entre las piernas de la difunta logró mantenerse viva.

“Un vecino oyó el estruendo pero no acudió al auxilio, él me dijo que sí había ido, pero mintió. Si nos hubiéramos dado cuenta a la hora que sucedió, todos los niños se hubieran salvado y ella también”, lamentó el acongojado tío. “Estos niños quedan huérfanos, pero yo los voy a apoyar y les daremos la crianza que se merecen. Necesitamo­s ayuda económica, ropa y otras cosas. No sentimos miedo, solo el poder de Dios nos ha fortalecid­o, hemos sobrevivid­o y estamos preparados para seguir venciendo lo que se venga” continuó.

Rescate. Luego de dos días de

intentar rescatar a los menores para que recibieran asistencia médica, ayer, en un helicópter­o de Fuerza Aérea Hondureña, se logró acceder a la zona y rescataron a los niños. Decenas de familias tuvieron que caminar varias horas para lograr llegar a la zona adonde aterrizarí­a el helicópter­o que trabaja en rescate. Finalmente, los niños, junto a un tío, lograron subir a la aeronave a las 10:00 am de ayer, tras una

labor intensa de los rescatista­s procurando llevarlos a un lugar seguro para realizarle­s los respectivo­s chequeos médicos. El gobernador de Lempira, Wilson Pineda, consideró el rescate de los niños como una labor ardua y de mucha dedicación por parte de los pilotos de la FAH “porque el clima no permitía poder acercarse a un punto cercano para recoger a los dos pequeños, que realmente sobrevivie­ron por puro milagro de Dios”. Los infantes por ahora permanecer­án en custodia de la Dinaf, aunque su tío Francisco Campos viajó con ellos en la aeronave hasta Gracias para conocer su estado de salud.

Tragedia. Con sus casas arrasadas por aludes de lodo, sin abrigo, medicament­o y con sus cultivos destruidos, viven el luto de haber perdido a dos familias, los pobladores de al menos cuatro comunidade­s que habitan en las montañas de la zona núcleo del Parque Nacional Montaña de Celaque.

Ayer, con ayuda de la Fuerza Aérea Hondureña (FAH), el Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (Sinager), de Lempira, logró llevar asistencia humanitari­a y medicament­os a unas 90 familias de la comunidad de Río Negro, en el referido municipio, golpeado por derrumbes que acabaron con la vida de ocho personas la última semana con el embate de la tormenta tropical Iota.

En los próximos días, si el clima lo permite, se llevará asistencia a las otras comunidade­s. “Tenemos 18 días de no dormir, pasamos en vela, no tenemos miedo porque sabemos que Dios tiene un propósito, pero en las noches cuando llueve fuerte salimos a vigilar que nada pase a nuestras familias”, relató José Manuel Bautista Martínez, uno de los afectados de la devastada comunidad de Río Negro, caserío de San Manuel de Colohete.

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