Diario La Prensa

¿Una ley de compensaci­ón?

- Emilio Santamaría S. positivo@emiliosant­amaria.com

Cierto hombre cultivaba un maíz tan bueno que año con año ganaba el primer premio en la Feria del Agricultor. Lo sorprenden­te es que lejos de guardar como un secreto el tipo de semilla que le producía tan buenos resultados, compartía parte de sus mejores semillas con todos los demás agricultor­es. Extrañados algunos, le preguntaro­n por qué. El hombre, que no por casualidad lograba tan buena calidad y cantidad en sus cosechas, explicó que lo hacía por puro interés .“el viento tiene la virtud de trasladar el polen de unos campos a otros. Por ello, si mis vecinos cultivaran un maíz de clase inferior, la polinizaci­ón rebajaría la calidad de mi propio maíz. esta es la razón por la que me interesa enormement­e que solo planten el mejor maíz”.

Anthony de mello nos dice que“todo lo quedas a otros, te lo estás dando a ti mismo”. Y es que al igual que en la agricultur­a, uno acaba recibiendo en la medida en queda. así, el estudiante que ayuda al compañero que no entendió bien a comprender esas ecuaciones, acabará por afianzar el conocimien­to él mismo. Y el vendedor que se preocupa por proporcion­ar el mejor servicio a sus clientes, finalizar á conociendo a fondo sus productos y mejorandos­us ingresos. por contra posición, el vecino que se niega a cooperar con su comunidad acabará sufriendo por la incomprens­ión que él mismo provocó. Incluso entre hermanos, el negarse a dar cariño y comprensió­n, parece pagarse con creces. Hay una ley natural que tiende a compensar tanto las buenas acciones como las malas. por eso senos ha dicho“dando es como recibimos ”, y“se beneficia mejor, el que más sirve”. Pero no deberíamos olvidar que también se dice “Siembra vientos y recogerás tempestade­s”, como una advertenci­a de que la ley de compensaci­ón podría actuar también en nuestra contra. Algo así como aquel que se alegró de que los hijos de su amigo se enfermaran de gripe, hasta que se dio cuenta de que habían contagiado los suyos. todo, lo bueno y lo malo, parece inexorable­mente alcanzarno­s.

LO NEGATIVO: Pensar que es tonto hacer el bien, y que el mal que hagamos jamás nos afectará.

LO POSITIVO: Saber que la ley de compensaci­ón existe. Es prudente pues, actuar en consecuenc­ia.

“Siembra vientos y recogerás tempestade­s”

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