A DISFRUTAR LA CALABAZA
En la cocina hondureña hay recetas para aprovecharlas todas, desde la cáscara, como contenedor, hasta las flores y las pepitas
Ingredientes
Relleno
Con la temporada otoñal llega una increíble variedad de calabazas grandes, pequeñas, amarillas, anaranjadas, multicolor, lisas, verrugosas... Las flores, semillas y pulpa de estos frutos pueden integrarse en diferentes recetas dulces y saladas al menú cotidiano.
La temporada comienza en octubre y se extiende hasta enero o febrero. Aunque tienen características distintivas de forma, tamaño, color y textura, en la práctica culinaria todas las variedades pueden intercambiarse para darle variedad a un mismo guiso. Sí, son rastreras y trepadoras, pero las cocinas de nuestro continente las han invitado a la mesa desde tiempos ancestrales.
“Junto con el frijol y el maíz, la calabaza es parte básica de la tríada mesoamericana. Su uso es de orígenes prehispánicos y se cree que fue domesticada por los mayas. En maya se les llama k’úum, y el interés prehispánico por su cultivo se debió al alto valor nutritivo de sus pepitas o semillas.
El fruto tierno o maduro se consume como verdura, y madura también se usa para elaborar dulces y postres. Además del fruto se aprovechan sus semillas, que se salan y tuestan para comerse como botana, se emplean para hacer aceite y salsas. Al comer sus flores, procure escoger las más pequeñas y delgadas para elaborar diferentes guisos o prepararlas rellenas.
Preparación
Calentar el aceite. Sofreír la