Diario La Prensa

Australia destapa Atrocidade­s de sus fuerzas de élite en Afganistán

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Asesinatos a sangre fría, alejados del fragor de la batalla y, en algunos casos, cometidos por los soldados más jóvenes como rito iniciático de guerra. Una investigac­ión interna desveló que soldados de élite australian­os desplegado­s en Afganistán asesinaron de esta forma a 39 civiles y prisionero­s. El demoledor informe deja en evidencia unos abusos que a menudo permanecen ocultos en zonas de combate remotas y abre la puerta a futuras investigac­iones por crímenes de guerra.

Para el jefe de las fuerzas de defensa de Australia, el general Angus Campbell, estas acciones fueron el resultado de una “cultura distorsion­ada” y una “competitiv­idad tóxica” que echó raíces en un grupúsculo de las fuerzas especiales, las mejor preparadas para la contienda.

Según explicó, al menos 25 soldados han sido identifica­dos como responsabl­es de 39 asesinatos ilegales, incluidos adolescent­es y no combatient­es, en 23 incidentes diferentes. El informe, dirigido por el general de brigada Paul Brereton, no llega a calificarl­os como crímenes de guerra, pero recomienda que 19 sean remitidos a las autoridade­s para una investigac­ión en profundida­d y que el Gobierno australian­o pague una indemnizac­ión a los allegados de las víctimas.

Durante sus investigac­iones, iniciadas en el 2016 tras la aparición de indicios preocupant­es, dieron con casos en los que las víctimas fueron degolladas o abatidas a tiros sin estar en una situación de combate. En otros, los testigos aseguraron ver a los perpetrado­res jactándose de sus acciones, llevando un registro con los muertos en su haber o sacándose fotos junto a los cadáveres. El texto pinta un ambiente en el que predomina la arrogancia y en el que los mandos llegan a ordenar a los soldados más jóvenes que asesinen a sangre fría a prisionero­s para estrenarse con su primera muerte. “Generalmen­te, el jefe de la patrulla escogía a una persona bajo su control y a un miembro joven... al que ordenaba matar a esa persona”, dice el texto. Para eludir responsabi­lidades, no dudaban en colocar junto al cadáver teléfonos o armas e inventarse historias.

“En nombre de la Fuerza de Defensa Australian­a, al pueblo de Afganistán, sinceramen­te y sin reservas, le pido perdón por cualquier irregulari­dad cometida por soldados australian­os”, dijo Campbell ante la prensa. Previament­e, el primer ministro Scott Morrison también se disculpó por teléfono con el presidente afgano, Ashraf Gani. El informe cuenta con 423 testigos y más de 20.000 documentos y cubre lo sucedido en tierras afganas en el 2005-2016, con la mayoría de los crímenes concentrad­os en los años 2013 y 2014. En principio, los altos mandos quedan exculpados, aunque subraya la falta de comunicaci­ón vertical entre rangos y la existencia de una férrea ley del silencio.

Campbell prometió tomar medidas contra las “vergonzosa­s” y “profundame­nte perturbado­ras” conclusion­es del informe y aceptó sus 143 recomendac­iones, incluida la de someter a los identifica­dos a un posible proceso criminal. Sin embargo, los expertos aseguran que no hay garantías de que los acusados vayan a ser castigados, ya que los testimonio­s recogidos no son admisibles ante un tribunal, no es muy probable que sus compañeros los delaten en un juicio público y no se descarta una intervenci­ón política, tal y como sucedió con el fallido intento de procesar a varios soldados británicos por sus desmanes en la guerra de Irak.

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