Muelle de cabotaje, un cementerio de botes DEVASTADOS
Capitán Bambino es la tercera embarcación que encalla en el mes por la poca profundidad
LA CEIBA. El bote carguero Capitán Bambino es el último de la larga lista de embarcaciones encalladas en el muelle de cabotaje de La Ceiba debido al eterno problema de la poca profundidad en la bocana de la dársena y que se agudizó con las últimas lluvias.
Es la tercera embarcación que queda encallada en las últimas dos semanas, y a menos de un mes de haber certificado el puerto. El bote, que llevaba productos alimenticios y de construcción para Roatán, quedó recostado al Mónica, que encalló el pasado 10 de noviembre y que aún no ha sido sacado. “Ya se les ha dicho que draguen ese muelle de una buena manera, pero no le ponen interés. Nosotros tenemos pérdidas cada vez que nos encallan los botes. Este problema lo tenemos desde hace años y no solucionan nada”, se quejó Sharon Carter, propietaria del Capitán Bambino.
Las pérdidas son millonarias para sus dueños.
El bote cuesta alrededor de 250,000 dólares, (unos 6 millones de lempiras) y llevaba en productos aproximadamente 1.5 millones de lempiras. Hasta ahora no se sabe si se puede recuperar, ya que se hundió parcialmente.
La Policía impidió ayer que los lugareños saquearan el nuevo bote encallado.
La profundidad actual del puerto es de unos 6 pies, muy por debajo de los 15 requeridos para que las embarcaciones salgan y entren sin riesgos. Algunos botes cargueros que trasladan productos a Islas de la Bahía han optado por viajar a Puerto Cortés a comprar la mercadería para no poner en riesgo las embarcaciones. Ayer llegaron embarcaciones que quedaron afuera de la dársena por temor a encallar. “El muelle de cabotaje es el pulmón de La Ceiba y no le ponen el mínimo interés al problema”, añadió Carter.
Según se conoció, la administración del muelle de cabotaje tenía planificado dragar la bocana de la dársena a inicios de mes, sin embargo, los trabajos se atrasaron por la emergencia de las tormentas Eta y Iota.
Además
Los dueños de botes cargueros y de los yates de pasajeros llevan años exigiendo que se haga un buen dragado.
Las pérdidas son millonarias. El Capitán Bambino quedó junto al Mónica, encallado hace doce días.