El Papa nombra a 13 nuevos cardenales
El papa Francisco advirtió a nuevos cardenales sobre la tentación de sentirse una “eminencia”
ROMA. El papa Francisco advirtió a los 13 nuevos cardenales que recibieron ayer el título cardenalicio en el Vaticano sobre la tentación de caer en “la corrupción” durante la vida religiosa y sobre todo de sentirse una “eminencia”. “Piensen en todos los tipos de corrupción que se pueden encontrar en la vida religiosa”, lanzó el pontífice durante la ceremonia en la basílica de San Pedro para la investidura de los 13 nuevos cardenales, de los cuales dos ausentes, debido a que no pudieron viajar por la pandemia. “Todos amamos a Jesús, todos queremos seguirlo, pero debemos estar siempre atentos para mantenernos en su camino”, dijo. “Por ejemplo, el rojo púrpura del hábito cardenalicio, que es el color de la sangre, puede convertirse, por el espíritu mundano, en una distinción eminente. Así uno no se siente más pastor sino una eminencia. Cuando sientas eso, te sentirás fuera del camino”, advirtió. Francisco entregó luego el título cardenalicio así como el anillo y la birreta a los nuevos purpurados, entre ellos nueve electores, es decir con derecho al voto en un futuro cónclave para la elección de su sucesor. La ceremonia estuvo marcada por la pandemia, por lo que los once nuevos
El arzobispo de Washington, Wilton Gregory, primer purpurado afroamericano. Francisco y Benedicto junto a varios cardenales.
cardenales, todos con sus trajes litúrgicos rojos, asistieron con mascarillas, sentados a distancia.
Los nuevos purpurados son seis italianos, un mexicano, un maltés, un español, un estadounidense, un filipino, un ruandés y uno de Brunei. En la lista destacan el arzobispo de
Colegio Cardenalicio Encargado de elegir al futuro Papa en caso de Cónclave queda compuesto por 128 electores y 101 no electores.
Santiago de Chile, el español radicado en ese país, Celestino Aós, y el obispo emérito de San Cristóbal de las Casas (México), Felipe Arizmedi Esquivel, quien supera los 80 años y no pudo participar en el cónclave. Francisco amplía por séptima vez el colegio cardenalicio para dejar su huella y trazar el surco de la iglesia que sueña, más cercana a los pobres, a los olvidados de la tierra.