No podemos pedir más, no podemos dar menos
"para los cristianos la navidad es la celebración de un dios que renunció A todo para darnos todo “.
Este año que termina ha ido más allá de lo previsible en cuanto a sufrimiento y pérdidas; pero también ha sido más grande la capacidad de resistencia y generosidad.
Posiblemente hoy somos un poco más fuertes que hace un año, porque somos más conscientes de nuestras debilidades. Posiblemente hoy somos un poco mejores porque conocemos mejor nuestras necesidades. Como San Pablo, sentimos una voz de lo alto que nos dice: “Te basta mi gracia, mi mayor fuerza se manifiesta en la debilidad” (Cor. 12,9).
Las experiencias comunes de adversidad imprevista, ante la cual muy poco podíamos hacer, nos hacen evidente cuán necesario es hacer bien “el bien” que nosotros podemos hacer. Hemos aprendido que, quien quiere, busca la manera de hacer bien a los demás. Porque el bien, por definición es “nuestro bien”puestoquesomosinterdependientes, si busco solo “mi bien” acabo solo y triste fruto del individualismo.
En un nivel humano y espiritual, constatamos que nos han llegado muchos desafíos y sufrimientos en pocos meses; pero al mismo tiempo constatamos que han salido de nosotros muchas capacidades que no sospechábamos. La adversidad nos purifica y nos invita a una revisión para centrarnos en lo que realmente es auténtico y provechoso.
Pero al mismo tiempo conviene recordar que no todos han hecho esta tarea de purificación. Algunos, los de siempre, aprovecharon para sacar una ambición sin escrúpulos. A ellos se les ha llamado “la peor pandemia”, o el “huracán más dañino”. Los fenómenos naturales son casi inevitables a corto plazo, pero las personas aprovechadas sí se las puede evitar, ¿por qué las permitimos? No es fácil la respuesta, pero busquémosla.
Podemos “pedir más” ayuda exterior, pero por la situación global esta no llegará. Por el contrario, si somos capaces en el nuevo año de “no ser menos” austeros, no ofrecer menos creativos, no debilitar nuestra unidad ¿se imaginan, entonces, de lo que juntos seremos capaces de lograr? ¿no será una forma bella de celebrarelbicentenariodeunaindependencia que solo el pueblo es capaz de forjar?
Para los cristianos, la Navidad es la celebración de un Dios que renunció a todo para darnos todo. Podemos dar cosas sin amor, pero no podemos darnos sin amor. El amor del año 2020 ha sido fructífero, se nos ha revelado que todos necesitamos de los demás. Y eso es Navidad, un Dios que teniéndolo todo se hace pequeño y frágil para necesitar nuestros cuidados y nuestro abrazo.
Anteundontangrandeygenerosono podemos pedir más y nosotros no podemos dar menos, porque en el año que se inicia seguirá necesitando que lo abracemos en los más pequeños y desposeídos. Cadanavidad,yestademaneraespecial, celebra el don generoso que Dios hace de sí mismo. Si en Dios está todo bien ¿Podemospedirmás?ycadanavidad,cuánto más esta, Dios espera de nosotros una respuesta generosa y sincera: no podemos dar menos. No podemos dar menos que “todo lo que somos” a Aquel que no nos podía dar más, porque nos ha dado a su propio Hijo Jesucristo. Feliz Navidad.