Semana Santa
En esta época festiva cristiana de la Semana Santa será un segundo año de celebrarla con una serie de condiciones preventivas debido a que la pandemia del coronavirus todavía es una amenaza para la salud de la humanidad.
Las playas concurridas de bañistas en años anteriores a la pandemia se veían como si se tratara de unas zonas de focas o pingüinos debido a las extremas aglomeraciones.
Igual las carreteras con interminables líneas de todo tipo de automóviles en caravanas provenientes de las ciudades en busca de las playas, balnearios y de centros de diversión.
Desde el año pasado se empezó a vivir este cambio brusco de las costumbres de las distintas formas de la celebración de la Semana Santa, donde estos lugares antes mencionados eran abarrotados y los centros religiosos con muy pocos feligreses.
Con todos estos efectos que ha dejado la pandemia del coronavirus, la población ha tomado conciencia y pareciera que ha reflexionado sobre lo que es la vida y la muerte.
En Honduras con una población mayor a los 9,300,000 habitantes es un pueblo católico por tradición y las celebraciones tanto en Tegucigalpa como en San Pedro Sula especialmente han sido un ejemplo desde que comienza el Domingo de Ramos hasta que termina el Domingo de Resurrección.
El Santo Entierro es la más grande celebración donde los feligreses se llenan de fervor cristiano de reflexión y gracias. El Viernes Santo es un día de luto y dolor por la crucifixión del Señor Jesucristo.
El Domingo de Resurrección, el último día de festividad de esta época cristiana y fecha de alegría y gozo. Desde ese sagrado momento la humanidad espera el regreso de su Salvador.
Con la pandemia del coronavirus, la población ha despertado la fe del cristianismo en un país llamado Honduras.