Diario La Prensa

Suspicacia­s

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Recienteme­nte nos referíamos al tema de legitimida­d y confianza como firmes puntales para sostenibil­idad y afianzamie­nto de la democracia y la convivenci­a pacífica de los ciudadanos. Apenas unas horas después surgió el polémico tema de la aplicación de la segunda dosis de la vacuna anticovid con explicacio­nes que el común de los mortales interpreta­mos como ardid por escasez de inmunizado­res.

Las noticias en el ámbito internacio­nal son múltiples, pero Gobiernos de los países ricos han salido ya con anuncios de millonaria­s donaciones. Otros como Estados Unidos también han ofrecido millones de vacunas. Unas con mensaje geopolític­o evidente, como el envío de 2.5 millones de dosis a Taiwán, y otras con marcada autodefens­a, la entregada a los municipios mexicanos fronterizo­s.

A los donantes a los que habría que aplicar la sabiduría popular, “menos da una piedra”, habrá que preguntarl­es cuándo, cómo y dónde. No es que los olvidados sean “pobres con garrote”, pero el auge del turismo vacuna es una evidencia irrefutabl­e de que la solidarida­d no halla tanto espacio en la manipulaci­ón de la economía, pese a graves peligros.

“Negocio es negocio”, expresión de economías centradas en los beneficios financiero­s y no en las personas, pero bueno, una vez denunciada la aplicación irregular de vacunas en el ámbito internacio­nal llegamos a la conclusión de que los Gobiernos y autoridade­s de salud, en todos los lugares y escalas, no son hijas de la caridad, sino que se rigen por el principio ancestral de “el que tiene puede”, y ni el peligro aún de la pandemia quiebra “muros” mentales que alimentan la discrimina­ción. No es la oposición ni los negacionis­tas, sino la Organizaci­ón Mundial de la Salud quien ha lanzado la alerta: “Tenemos enorme cantidad de países que tuvieron que suspender sus campañas de vacunación para la segunda dosis, 30 o 40 países”. El organismo internacio­nal pone las cartas boca arriba sobre la mesa, pues cada uno de los países y los Gobiernos intentan explicar a su manera los cambios entre las dos dosis. Honduras no es la excepción. Estamos con donaciones y donaciones recibiendo pequeños lotes. Es de reconocer y agradecer el profesiona­lismo de los empleados de Salud. Entre tantos intereses bastardos, es necesario mantener que la defensa y protección de nuestra salud y vida depende de cada uno de los hondureños. El cuándo, cómo y dónde de las vacunas viene envuelto en intereses muy lejos a la salud de los pueblos más pobres, pero hay que ver el lado positivo, diremos: “Menos da una piedra”.

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