Las secuelas
Pese a que el covid-19 no deja de sorprendernos por sus graves secuelas y las aterradoras cifras de fallecidos en el mundo, seguro usted tiene un conocido, un amigo, un vecino, un compañero de trabajo o un familiar que ha empezado a anunciarle que no va a vacunarse. Y sí, de esas personas las hay en todos lados, incluso donde hay abundancia y facilidad de vacunación.
Y en esos países donde ya al menos un 70% - 80% de la población está vacunada, han aparecido los nuevos retos del coronavirus: qué hacer con quienes se resisten a la inoculación, cómo conseguir una inmunización completa en las escuelas, universidades, empresas, entre los pasajeros de un vuelo, etc., si una parte de la población se resiste a la inyección.
El tema es un desafío ahora mismo en Europa, Estados Unidos y en Israel, uno de los primeros países que reanudó sus rutinas previas a la pandemia entre marzo y abril pasados, pero que sigue trabajando en qué hacer cuando hay gente que se presenta a sus trabajos sin haberse aplicado la vacuna y alega sus derechos como individuos a decidir sobre su cuerpo.
¿La inmunización debe ser un requisito para volver al trabajo, a los centros de estudio, para viajar o participar en reuniones? Este tema está en las nuevas noticias que nos llegan del covid-19, el virus que sigue siendo un enemigo imprevisible, desconocido y mortal pese al escepticismo de quienes se resisten a inocularse. Tomando esas experiencias, en Honduras se deben intensificar las campañas para que todos acudan a vacunarse, cuando así lo permita la existencia de fármacos y la capacidad del programa de inmunización de la Secretaría de Salud y del Seguro Social, campañas que hagan hincapié en las secuelas que deja este virus y los beneficios de prevenirlas con una vacuna. También será indispensable acercar el proceso a los barrios, colonias, a donde están los jóvenes, maquilas, aeropuertos, etc., hacerlo más accesible en el interior del país. Hay que insistir en orientar sobre esas secuelas que puede dejar el covid-19, porque no todos han tenido la suerte de ser asintomáticos; hay que conversar más sobre las nuevas variantes, explicar las consecuencias de los nuevos síntomas que afectan a quienes han sido o son víctimas del virus, como la mucormicosis, esta infección por hongos que afecta principalmente a diabéticos e inmunodeprimidos y que ha encendido las alarmas de los médicos en primera línea. Y tal como lo implora el personal sanitario en todo el mundo, hay que hacer entender que, efectivamente, la vacuna es un acto de solidaridad y no es solamente una opción individual.