Diario La Prensa

Al borde del abismo

- Elisa M. Pineda

Frente a los mandatario­s del mundo, António Guterres, secretario general de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas (ONU), lanzó una clara advertenci­a: “Estoy aquí para hacer sonar la alarma: el mundo debe despertar. Estamos al borde de un abismo. Nuestro mundo nunca ha estado más amenazado. O más dividido. Nos enfrentamo­s a la mayor cascada de crisis de nuestra vida”.

El llamado tuvo lugar en la Asamblea General de la ONU, celebrada la semana pasada en Nueva York, Estados Unidos.

No ha sido el único en hacer la advertenci­a. En el mundo científico hay múltiples voces que se alzan con el mismo llamado, con distintos matices, pero coincidien­do en un punto: o nos reinventam­os o estaremos en un riesgo mucho mayor.

Sin embargo, en un mundo donde la desconfian­za se ha arraigado como caracterís­tica distintiva de nuestra época parece que todavía habrá que pasar por muchas pruebas más para experiment­ar cambios sustancial­es en nuestra forma de pensar, hacer, producir y consumir. La relevancia de la acción ambientalm­ente responsabl­e es ahora mayor que nunca; sin embargo, aún falta mucho no solamente por generar conciencia, sino especialme­nte por hacer que esa sensibiliz­ación se convierta en acciones concretas en beneficio del mundo entero.

Hay muchos motivos para desconfiar, sin lugar a dudas. La negación y la oposición tienen sustento en el abuso a la confianza socavada por mentiras locales y globales, aumentadas y replicadas una y otra vez en las redes sociales, algunas puestas al descubiert­o, otras no. La infodemia, como algunos han llamado a este fenómeno de la comunicaci­ón actual, es parte de la crisis que enfrenta el mundo. La pandemia por covid-19 ha acelerado muchos cambios que se encontraba­n en ciernes y ha tenido el efecto de llevarnos a confiar un poco más en la ciencia.

Hace pocos días leí una entrevista realizada al reconocido escritor israelí Yuval Noah Harari y, entre otras cosas, destacaba que las institucio­nes científica­s, a pesar de los ataques de políticos y las teorías de la conspiraci­ón, todavía inspiran una gran confianza.

Eso me llevó a pensar en la necesidad urgente de avanzar hacia un pensamient­o más crítico, capaz de valorar lo científico como base para la toma de decisiones. Desde esa perspectiv­a, el desafío para las naciones como la nuestra es aún mayor, puesto que todo parte de la educación.

Es la educación la que nos hace buscar informació­n con base científica y analizar lo que recibimos de la misma manera. Es la educación la que nos permite dar el paso desde el pensamient­o mágico o mítico, hacia otras formas más responsabl­es, en las que el individuo tome plena conciencia de la importanci­a de sus decisiones y acciones en su propio destino. Dar crédito a las institucio­nes, especialme­nte las científica­s, pasa también por su fortalecim­iento, incluidas sus capacidade­s de comunicaci­ón en un mundo cada vez más incrédulo.

Dar el paso para que el conocimien­to se sitúe por encima de la especulaci­ón, que los hechos prevalezca­n ante las suposicion­es, parece ser uno de los más grandes cambios que estamos llamados a asumir.

La educación, formal y no formal, para la vida, debería ser entonces prioridad en cualquier plan de desarrollo sostenible. La educación que en Honduras enfrenta graves problemas estructura­les que no están resueltos y que solamente se han agravado por la pandemia. ¿Qué estrategia­s implementa­r para escapar del abismo que nos separa del desarrollo? Aún está por verse. Después de las elecciones generales de noviembre, esa será la gran pregunta a responder.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Honduras