“Muchos menores son usados por las organizaciones criminales para mover droga”
Cristian Nolasco, quien fue jefe de lucha contra estructuras criminales y de operaciones de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI) en los últimos años en San Pedro Sula, habló en exclusiva con LA PRENSA Premium acerca de la situación real que durante mucho tiempo han enfrentado niños y jóvenes en el país.
Este investigador de amplio recorrido y voz autorizada en la Policía estimó que las maras y pandillas están detrás de al menos el 50% de los crímenes vinculados con menores de edad y concluyó que los móviles de mayor peso han sido la pelea de territorio y tráfico de drogas entre las organizaciones criminales.
Nolasco no descartó que el crimen organizado sea partícipe debido a que “personas de la alta sociedad” contratan a sicarios para “deshacerse de su objetivo”, incluyendo a menores. “Los reportes que recibimos a diario y que analizamos nos indican que las maras y pandillas son quienes más han participado en muertes de menores, y en algunos casos se da por paternidad y maternidad irresponsable al dejar a sus hijos a cargo de terceras personas, eso los vuelve vulnerables”, aseguró. “También ocurre que a veces miembros de la familia están involucrados en organizaciones criminales y cuando ocurren estos ataques hay menores de edad en el sitio, quienes -pese a no tener culpa alguna- terminan muriendo, a esto le llamamos muerte circunstancial. Puede suceder de igual manera que aún cuando el menor no es el objetivo del asesino, este lo mata para no dejar testigos oculares”, explicó el oficial. “No podemos negar que en muchos casos los menores son usados por las maras y pandillas como vehículos para mover droga, y cuando las estructuras contrarias se dan cuenta, los matan para enviar un mensaje claro, ya que todas las organizaciones cuidan donde viven y donde operan”, apuntó.
En la ciudad de San Pedro Sula, el sector Rivera Hernández es considerado por la Policía de Investigación como el punto donde ocurren más homicidios y donde más organizaciones criminales operan simultáneamente a nivel nacional y en Latinoamérica. Allí operan el Barrio 18, la Mara Salvatrucha, Los Aguacates, Los Olanchanos, Los Vatos Locos, Los Tercereños, Los Locos de la Casa Blanca, Los Terraceños y Los Feos.
Pese a que todas varían en cuanto a la forma en que delinquen, la Mara Salvatrucha, según indagaciones de la Policía, es la de mayor poder en el norte del país.
Estas estructuras criminales se han apoderado también de sectores como la Satélite, Chamelecón, los Cármenes y sus alrededores, todas zonas conflictivas históricamente.
Choloma es otra de las ciudades más violentas de Honduras y donde operan la Mara Salvatrucha, la 18 y La Rumba. “Allí cada ciudadano vive con su ley, mira al policía como un enemigo y no lo respetan, más bien se hacen amigos de delincuentes y eso afecta sin duda en las investigaciones que hacemos”, mencionó Nolasco.
En Tegucigalpa operan con fuerza la pandilla 18, Mara Salvatrucha y “El Combo que no se deja”, en puntos como Los Pinos, Suyapa, Flor del Campo, 3 de Mayo, Divino Paraíso y otras.