Roberto Antonio ya no quería trabajar como conductor de rapiditos
Hasta ayer la Policía no tenía pistas de los homicidas del conductor que fue ultimado en la colonia Guadalupe
SAN PEDRO SULA. Roberto Antonio Pineda González fue ultimado en el rapidito que manejaba a dos días de dejar esa ocupación porque quería conseguir un mejor trabajo.
A Pineda González lo mataron el miércoles dos sicarios que lo atacaron a balazos en la colonia Guadalupe cuando conducía el bus en el que trabajaba en la empresa Emtramevas.
Don Roberto Pineda, papá del ahora occiso mientras velaba a su hijo, manifestó que le decía que ya no quería seguir conduciendo en los buses porque a veces le daban trabajo y a veces no y “si trabajaba era para el dueño del bus”. Relató que la ambición de su Roberto Antonio era apartarse de la conducción de buses, “pero como él no tenía la constancia de antecedentes penales no podía trabajar en otro lado”. Don Roberto manifestó que a su hijo no le daban la constancia porque una vez unos policías lo querían golpear injustamente y “él les pegó unos golpes, les quitó un fusil y lo detuvieron y estuvo preso cuatro años”. Expresó que su hijo seguía trabajando en las unidades de transporte porque tenía la obligación de mantener a sus tres hijos de 13, 12 y 4 años.
El papá del victimado dijo que todo se lo dejan a Dios.
Los compañeros de trabajo de Roberto Antonio lo describieron como un hombre tranquilo que no le gustaban los problemas. Dijeron que Pineda por temporadas laboraba en los buses de la empresa Emtramevas, ya que por lo general manejaba rapiditos en la Ruta 1. Las autoridades policiales indicaron que la primera hipótesis que investigan es el cobro de extorsión como posible móvil del crimen del conductor.
El cuerpo de Roberto Pineda González fue enterrado ayer en un cementerio de San Pedro Sula en medio del dolor y llanto de sus parientes.