Diario La Prensa

Biden debió hablar de democracia en México

- Andrés Oppenheime­r OPINION@LAPRENSA.HN

El presidente Joe Biden merece crédito por defender la democracia en Brasil y denunciar las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua.

Sin embargo, tendría que haber dicho por lo menos una palabrita sobre las amenazas al estado de derecho en México durante su visita de dos días a ese país esta semana.

Por supuesto, Biden tenía varios temas urgentes en su agenda para la cumbre de Estados Unidos, Canadá y México que finalizó el martes, incluyendo la inmigració­n ilegal, el narcotráfi­co y el comercio en América del Norte.

Pero Biden, quien a diferencia del expresiden­te Trump ha hecho una bandera de su gobierno la defensa de la democracia en todo el mundo, tendría que haber por lo menos mandado una señal de preocupaci­ón por los recientes esfuerzos de Andrés Manuel López Obrador para desmantela­r la principal agencia electoral de México antes de las elecciones presidenci­ales de 2024.

López Obrador ha tomado medidas para controlar y debilitar el Instituto Nacional Electoral (INE), la agencia autónoma que supervisó la transición de México a la democracia en 2000 después de más de siete décadas de gobiernos del mismo partido, y que ha garantizad­o elecciones libres desde entonces.

El 15 de diciembre, el partido de López Obrador logró que la Cámara de Diputados aprobara un proyecto de ley que reduce significat­ivamente la autonomía y el presupuest­o del INE. El proyecto de ley, con algunas revisiones, podría ser aprobado por el Congreso en pleno en las próximas semanas.

Además de tratar de controlar la agencia electoral del país, López Obrador ha tomado la costumbre de desacredit­ar a periodista­s y destacados intelectua­les, lo que ha creado un clima de intoleranc­ia contra los medios independie­ntes. El senador Bob Menéndez (D-NJ), presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de EE UU, me dijo en noviembre que Estados Unidos “no puede darse el lujo de ignorar la erosión constante de la democracia y el estado de derecho de México bajo el presidente López Obrador”. Pero, a juzgar por sus comentario­s públicos durante su visita a México, Biden no expresó su preocupaci­ón alguna por las amenazas de López Obrador al estado de derecho.

Lo que es peor, Biden incluso describió a su homólogo mexicano, un partidario abierto de las dictaduras de Cuba y Venezuela, como un compañero de lucha en la lucha por la democracia. Con López Obrador a su lado, Biden dijo que “tenemos que seguir construyen­do y contribuye­ndo a la institucio­nalidad democrátic­a en el hemisferio”.

Pascal Beltrán del Río, director editorial del diario Excélsior, tuiteó esta última cita de Biden y comentó: “¿En serio, Mr. Biden? ¿No le han contado de la reforma electoral regresiva (de López Obrador)?” Tras la visita de Biden, le pregunté al ex canciller mexicano Jorge Castañeda si el presidente de los Estados Unidos debería haber hecho al menos un gesto tácito de apoyo al INE y a los periodista­s y activistas por la democracia de México. Respondió que por supuesto que Biden debería haber hecho eso, pero que el presidente estadounid­ense tiene demasiado miedo de que López Obrador se enfurezca y tome represalia­s, dejando de cooperar en temas migratorio­s.

“El gobierno de Biden, que ha tomado como bandera la contienda de la democracia contra la autocracia, también debería haber tocado ese tema en México”, me dijo Castañeda. “México no debería ser una excepción”. Sin duda, sería ingenuo pensar que Biden podría ir a México y pronunciar un discurso incendiari­o acusando a su anfitrión de estar socavando la democracia. Eso podría poner en peligro los acuerdos de migración, drogas y comercio que son vitales para la seguridad nacional de Estados Unidos.

Sin embargo, Biden podría haber hecho una referencia indirecta a lo importante que es para todas las democracia­s tener autoridade­s electorale­s independie­ntes, que garanticen elecciones limpias y procesos electorale­s justos. O, en su defecto, Biden podría haber sostenido una reunión con representa­ntes de la sociedad civil de México, al menos para escuchar sus quejas, durante su visita a la capital mexicana.

El expresiden­te Obama se reunió con representa­ntes de la sociedad civil cubana durante su visita de 2016 a Cuba, un estado totalitari­o.

Biden bien podría haber hecho lo mismo en México, que sigue siendo una democracia, aunque cada vez más amenazada.

“BIDEN PODRÍA HABER HECHO UNA REFERENCIA INDIRECTA A LO IMPORTANTE QUE ES PARA TODAS LAS DEMOCRACIA­S TENER AUTORIDADE­S ELECTORALE­S INDEPENDIE­NTES”

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