Benedictus (última parte)
“Queridos hermanos y hermanas, tras el gran papa Juan Pablo II, los señores cardenales me han elegido a mí, un simple y humilde trabajador en la viña del Señor”. Estas fueron las primeras palabras del papa Benedicto XVI a Roma y al mundo, tras su elección. Y aunque su pontificado duró tan solo ocho años, es valorado como uno de los más luminosos con respecto a magisterio, en los últimos tiempos. Ratzinger es considerado el teólogo católico más influyente del siglo XX. Sus tres encíclicas en solitario: “Deus caritas est”, “Spes Salvis” y “Caritas in veritatis”, son reflejo de un pensamiento que, algunos de sus biógrafos llaman “discreto, pero efectivo”, debido a lo ordenado y sencillo de su exposición, la claridad y rectitud de su doctrina y lo profundo de su reflexión. Grandes hitos de su papado son también algunos discursos que vale la pena estudiar: la homilía “La dictadura del relativismo”, pronunciada el 18 de abril de 2005, aun siendo cardenal durante la misa proeligiendo pontífice. Fue, quizás, el detonante para que el colegio cardenalicio le considerara seriamente como sucesor de Pedro. El discurso en la Universidad de Ratisbona donde había sido profesor, titulado: “Fe, razón y la universidad”. Pese a lo controversial que fue en su momento, debido a las referencias al Islam, hoy en día su contenido es considerado un vademécum para el diálogo, fe y razón en el contexto universitario. Su mensaje a la Asamblea General de las Naciones Unidas el 18 de abril de 2008. En donde recordó
“Y AUNQUE SU PONTIFICADO DURÓ TAN SOLO OCHO AÑOS, ES VALORADO COMO UNO DE LOS MÁS LUMINOSOS CON RESPECTO A MAGISTERIO EN LOS ÚLTIMOS TIEMPOS”
a la ONU, el derecho de la humanidad a vivir la libertad religiosa, “derechos que están basados y plasmados en la naturaleza trascendente de la persona, que permite a hombres y mujeres recorrer su camino de fe y su búsqueda de Dios en este mundo”. Su disertación durante el encuentro con más de 1,800 representantes de la sociedad británica en las dependencias del parlamento inglés, el 17 de septiembre de 2010. Allí recordó cuál es el verdadero papel de la religión en el debate político que consiste “en ayudar a purificar e iluminar la aplicación de la razón al descubrimiento de principios morales objetivos”. Pero quizás el discurso más emblemático de su pontificado fue el pronunciado el 22 de septiembre de 2011 frente al Reichstag en Berlín, haciendo que el parlamento alemán le ovacionara en dos ocasiones, con un brillante mensaje cuyo centro fue el derecho, la razón, la justicia y la ecología. Estas referencias son solo una muestra del rico magisterio por el que será recordado el papa Ratzinger en la Iglesia y el mundo. Más allá de las controversias que le hicieron reflexionar honestamente, sobre su servicio al cuerpo de Cristo, y humildemente renunciar al ministerio petrino en febrero de 2013. Su legado supera con creces cualquier sombra, solo el tiempo y el estudio paciente y profundo de su pensamiento le harán justicia al primer papa del siglo XXI, a quien ya el pueblo proclama, Santo Súbito, Benedicto XVI Papa y Doctor de la Iglesia.