Diario La Prensa

¿En dónde está el director de Tránsito?

- Víctor Manuel Ramos OPINION@LAPRENSA.HN

La situación del tránsito vehicular en las principale­s ciudades del país es realmente una pesadilla para los conductore­s. Lo he dicho en múltiples ocasiones. Los atascos que se forman en las principale­s calles de Tegucigalp­a, que es en donde yo vivo, conducen a que el viaje que debería durar unos minutos se convierta en una espera que siempre va a más de una hora. Todo esto con un aumento desmesurad­o del consumo de combustibl­es, asunto que no solo afecta a los bolsillos de los usuarios sino también al gasto indebido de las divisas del país, porque de todos es sabido que nosotros no producimos ningún combustibl­e.

Las soluciones que pretendió el alcalde Tito Asfura ocasionaro­n más dificultad­es. Uno de los ejemplos más significat­ivos lo constituye­n las rotondas que hay frente a Diunsa y en las cercanías del Hotel Clarion. Ahí se provocan unos atascos, sobre todo en las horas pico, que no permiten el avance de vehículo alguno. La razón es que los conductore­s no fueron entrenados para el uso de esas facilidade­s del tránsito y repiten lo que hacen, en contra de la ley, cuando cortan curvas en las carreteras. Los conductore­s en estos dos redondeles y en los demás cortan curvas y no están enterados de que para pasar de un carril a otro, en los redondeles, es preciso hacerlo con precaución, sabiendo que cada conductor lleva la preferenci­a solo en el carril en el que circula. Además, en el redondel de Diunsa hay carriles que son de uso exclusivo para girar a la derecha, pero los conductore­s los utilizan para introducir­se de manera inadecuada en el redondel porque el alcalde Asfura, que nunca estaba seguro de lo que hacía, mandó a retirar las boyas y luego las instaló, pero actualment­e no existen y deben sustituirs­e por muros que impidan el paso de los vehículos conducidos por testarudos.

Lo cierto es que en vez de brindarnos una solución, Asfura nos trajo un nuevo problema a los conductore­s, sobre todo porque en las horas del atardecer no aparece ningún elemento de tránsito para dirigir el paso por esos redondeles en donde hay que avanzar con la ley del más fuerte.

Por otra parte, esos redondeles están inconcluso­s.

“LOS ATASCOS QUE SE FORMAN EN LAS PRINCIPALE­S CALLES DE TEGUCIGALP­A CONDUCEN A QUE UN VIAJE DE MINUTOS SEA SIEMPRE DE MÁS DE UNA HORA”

En Panamá los hay, pero constan de tres niveles; los nuestros tienen dos niveles: un túnel y el redondel, pero hace falta que el alcalde los concluya construyen­do un nuevo puente transversa­l de manera que se vea aminorada la cantidad de vehículos que usan el redondel propiament­e dicho. Recuerdo en una ocasión que un policía de tránsito me confesó que su jefe lo enviaba con la tarea de volver una determinad­a cantidad de dinero diaria producto de las extorsione­s a los conductore­s. Eso lo denunciaro­n, pero no sé si ahora persiste esa irregulari­dad. Sin embargo, la prensa ha denunciado que la obtención de la licencia de manejar se ha vuelto un negocio lucrativo al margen de las autoridade­s que son las encargadas de tramitar la licencia de conducir. El señor jefe de Tránsito ni se ha mosqueado porque lo lógico es que debió renunciar o ser destituido inmediatam­ente o bien puesto en suspenso hasta hacer una minuciosa investigac­ión de los denunciado. Junto al procedimie­nto corrupto que se ha instalado paralelame­nte para obtener la licencia está la anormalida­d del examen físico y sicológico, anormalida­d a la que el Colegio Médico y el Colegio de Psicólogos se han sumado para obtener una sustancial tajada de la tramitació­n de la constancia de estos exámenes, que es totalmente anormal y los certificad­os falsos porque no interrogan ni examinan a los demandante­s. Esos certificad­os deben ser emitidos solamente en una clínica del Estado, en donde los exámenes los realice un oftalmólog­o y el examen sicológico un siquiatra y el pago debe hacerse en las ventanilla­s del Hospital correspond­iente o en los bancos con un recibo emitido por la SAR.

Cuando uno viaja por las carreteras se ven las patrullas estacionad­as al margen de la vía y a los agentes ocupados en ver el teléfono celular pero no en vigilar que no ocurran accidentes que se han convertido en la segunda causa de muerte y morbilidad en Honduras.

¿Hasta cuándo tendremos verdaderas soluciones a estos y otros problemas del tránsito vehicular en Honduras? Pero, fundamenta­lmente, ¿en dónde está el director de Tránsito?

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