Diario La Prensa

La Celac le dio oxígeno a los dictadores

- Andrés Oppenheime­r OPINION@LAPRENSA.HN

La cumbre de jefes de Estado de la Comunidad de Estados Latinoamer­icanos y Caribeños (Celac) en Buenos Aires, Argentina, terminó el martes con discursos grandilocu­entes en defensa de la democracia, pero en los hechos resultó ser un acto de apoyo a las dictaduras y a los golpistas.

Para empezar, se permitió que el dictador cubano Miguel Díaz-canel, junto con los cancillere­s de Venezuela y Nicaragua, se sentaran a la misma mesa, de igual a igual, con presidente­s elegidos democrátic­amente. Eso le dio a estos regímenes totalitari­os una legitimida­d política que rara vez reciben en reuniones internacio­nales.

Lo que es peor, el anfitrión de la cumbre, el presidente de Argentina, Alberto Fernández, afirmó en la reunión que “todos los que están aquí han sido elegidos por sus pueblos”.

Eso no fue solo una mentira descarada, sino un insulto a la inteligenc­ia. Cuba no ha permitido elecciones libres en los últimos 64 años, prohíbe todos los partidos políticos de oposición y no permite un solo periódico, radio o estación de televisión no gubernamen­tal. No hay elecciones libres en Cuba. El dictador venezolano Nicolás Maduro se reeligió a sí mismo fraudulent­amente en 2018 tras encarcelar o inhabilita­r a candidatos opositores, censurar a los medios y no permitir observador­es internacio­nales. En Nicaragua, Daniel Ortega se reeligió a sí mismo por cuarto mandato consecutiv­o en las elecciones amañadas de 2021, en las que encarceló o prohibió a todos los principale­s candidatos de la oposición. Los tres países están acusados de violacione­s masivas de derechos humanos.

Maduro inicialmen­te había prometido asistir a la cumbre, pero se quedó en casa en el último minuto después de que los líderes de la oposición argentina pidieran su arresto internacio­nal. El gobierno de EE UU tiene pendiente una orden de captura de Maduro por $15 millones de dólares por cargos de narcotráfi­co.

Además de ayudar a legitimar los regímenes de Cuba, Venezuela y Nicaragua, varios presidente­s en la cumbre de la Celac apoyaron el fallido golpe de Estado del 7 de diciembre del expresiden­te peruano Pedro Castillo en Perú.

Los presidente­s de Colombia y México pronunciar­on apasionado­s discursos en defensa de Castillo, quien fue legítimame­nte destituido por el Congreso tras su intento de golpe de Estado.

El presidente de México, Manuel López Obrador, dijo en la cumbre que “fue una infamia lo que hicieron con Pedro Castillo y la forma que están reprimiend­o al pueblo” en Perú. De hecho, Castillo ordenó el cierre del congreso y anunció que gobernaría por decreto en un discurso televisado al país. Fue un autogolpe a la vista de todo el mundo.

También en la cumbre, el presidente de Argentina y el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, dieron una bienvenida de héroe al expresiden­te boliviano Evo Morales, quien también había tratado de mantenerse en el poder por vías inconstitu­cionales. Morales se postuló ilegalment­e para un cuarto mandato en 2019 y se proclamó ganador de una elección fraudulent­a antes de verse obligado a renunciar. Entre las pocas voces que defendiero­n las libertades fundamenta­les en la cumbre de la Celac estuvieron las del presidente de Chile, Gabriel Boric, y el presidente de Uruguay, Luis Lacalle.

La declaració­n final de la cumbre de la Celac, de 28 páginas, es una lista de buenos deseos sobre comercio, medio ambiente, y docenas de otros temas. No menciona la crisis peruana, presumible­mente porque las declaracio­nes finales de la Celac deben ser aprobadas por consenso.

En una sección especial sobre Cuba, la declaració­n final de la Celac pide que se ponga fin al embargo comercial de Estados Unidos contra Cuba, y exige que Estados Unidos quite a Cuba de su lista de naciones que patrocinan el terrorismo. Pero la declaració­n no le pide a Cuba que celebre elecciones libres, ni que libere a los presos políticos.

El párrafo final de la declaració­n anuncia que la próxima cumbre de la Celac será presidida por San Vicente y las Granadinas, cuyo primer ministro Ralph Gonsalves es un aliado cercano de Venezuela, Nicaragua y Cuba, y ha estado en el poder desde hace 22 años.

En resumen, la cumbre de la Celac habló de la democracia, pero en los hechos le dio oxígeno político a los dictadores y a los golpistas.

“LO QUE ES PEOR, EL ANFITRIÓN DE LA CUMBRE, ALBERTO FERNÁNDEZ, AFIRMÓ QUE ‘TODOS LOS QUE ESTÁN AQUÍ HAN SIDO ELEGIDOS POR SUS PUEBLOS’”

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