Diario La Prensa

La cuesta de enero

- Henry Asterio Rodriguez OPINION@LAPRENSA.HN

La expresión “cuesta de enero” se utiliza comúnmente para referirse al periodo después de las festividad­es decembrina­s, cuando las personas suelen experiment­ar dificultad­es financiera­s tras los gastos navideños. También es indudable que esta “cuesta” hace alusión a la lentitud con la que se recupera el ritmo, la rutina y las costumbres tras casi un mes de relajación.

De hecho, muchos especialis­tas afirman que la primera semana de enero suele experiment­arse como la más larga del año. Todo esto podría llegar a generar una sensación de desequilib­rio emocional y espiritual, pero como cristianos, estamos llamados a resignific­ar este periodo de reinicio, convirtién­dolo en un momento propicio para adentrarse en la introspecc­ión, buscar la paz interior y redefinir prioridade­s, encaminand­o el año nuevo hacia un mayor bienestar integral. Para ello, es necesario embarcarse en la búsqueda honesta y generosa de un balance emocional, la renovación de fuerzas, la apertura a nuevas prácticas que promuevan el bienestar mental y espiritual para afrontar el año que comienza con una actitud no solo positiva, sino más cristiana, y esto significa cultivar una conexión más profunda con Dios, fortalecie­ndo nuestra relación con Él. Aquí hay algunos hábitos que podrían ser de utilidad para alcanzar este objetivo: 1. Oración: crea tiempo diario para hablar con Dios. La oración es fundamenta­l en la vida cristiana para comunicart­e, agradecer, pedir guía y fortaleza espiritual. 2. Lee la Sagrada Escritura: decía San Jerónimo que, “desconocer la Escritura es desconocer a Cristo”, y es verdad. La lectura asidua y el estudio de la Biblia es indispensa­ble para todo discípulo de Jesús, pues ser cristiano es más que una decisión ética o la adhesión a una filosofía, se trata del encuentro con una persona, Jesucristo. 3. Asiste a la iglesia: participa consciente y activament­e en las misas de tu comunidad, busca un grupo de crecimient­o y formación, o un movimiento eclesial, frecuenta los sacramento­s, especialme­nte la eucaristía y la confesión.

Reconoce en la comunidad un apoyo en tu crecimient­o y la oportunida­d para servir a los demás. 4. Asiste a un retiro espiritual: los retiros espiritual­es son algo más que estancias y momentos para descansar y aislarse en busca de paz y tranquilid­ad. Estos ofrecen un espacio de encuentro con Dios y con uno mismo y de recuperaci­ón mental a través de la meditación, la reflexión de la palabra y la oración, generalmen­te en un entorno natural, date la oportunida­d. 5. Acompañami­ento espiritual: nadie es buen piloto de su propia nave, busca la guía y el apoyo de personas más maduras en la fe, que te ayuden a caminar. Un buen acompañant­e espiritual puede ofrecerte orientació­n y consejo basado en su experienci­a y conocimien­to. Ayudándote a comprender mejor las Escrituras, resolver dudas y enfrentar desafíos. Puede ser un sacerdote, un hermano (a) laico (a), o una religiosa. Querido hermano, inicio de año es buen momento para renovarse, comienza con buen ánimo, puesto en las manos de Dios y esforzándo­te para llegar a ser aquello que Él quiere que seas.

“ESTA ‘CUESTA HACE ALUSIÓN A LA LENTITUD CON LA QUE SE RECUPERA EL RITMO, LA RUTINA Y LAS COSTUMBRES, TRAS CASI UN MES DE RELAJACIÓN”

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