Don Napo, una historia ejemplar
La mañana del miércoles pasado 17 de enero se apagó una antorcha que dio luz durante 99 años a su querida San Pedro Sula, pues falleció Napoleón Juan Larach Jamis, quien nació el 11 de septiembre del año 1924 en su querido barrio del bulevar Morazán.
Don Napo recibió esa disciplina del trabajo, honestidad y filantropía de sus padres Juan D. Larach y Emilia Jamis, y de la mano de su esposa Julia instruyeron una filosofía del buen emprendedor y forjaron a sus hijos e hijas: Gina, Mireya, Carlos, Alejandro, Luis y Gabriel. Un buen sampedrano que nació y creció cuando San Pedro Sula tenía unos pocos barrios; entre ellos, El Centro, Río de Piedras, Guamilito, Lempira, Medina, Paz Barahona, Barandillas y Los Andes, y una población de quizá 10,000 habitantes, gran parte de los comerciantes fueron de origen judío, árabe, turcos y palestinos. Siendo la tercera avenida el centro del movimiento comercial, entre las tiendas principales la de sus padres, Comercial Juan D. Larach. Don Napo conoció bien estos barrios antes mencionados y los recorrió a pie siendo un niño, y décadas después siendo un jovencito tuvo la oportunidad de hacerlo en automóvil, de los pocos que existían en esa década del 30 y los 40. Napoleón fue estudiante del instituto José Trinidad Reyes, y sus también recordados compañeros; entre ellos, las hermanas Fasquelle, Doris Nuila, los hermanos Kafaty y Kawas, Eloy Page, Héctor Sabillón Cruz y Joyce Desjardines. Don Napo, ese próspero y bendecido empresario del comercio, de la banca, también fue impulsor de la educación en varios niveles, especialmente en la educación superior, pues fue de los fundadores de la Universidad de San Pedro y de la U Católica, además de apoyar a instituciones sociales en un país llamado Honduras.
“DON NAPO, ESE PRÓSPERO Y BENDECIDO EMPRESARIO DEL COMERCIO, DE LA BANCA, TAMBIÉN FUE IMPULSOR DE LA EDUCACIÓN”.