Diario La Prensa

La vida, un derecho esencial

- Víctor Manuel Ramos OPINION@LAPRENSA.HN

Socialismo, tal como lo definen los teóricos, es el régimen en el cual el Estado se ocupa de dirigir toda la economía de una nación para garantizar democrátic­amente los derechos de los ciudadanos sin excepción. Socialismo del siglo XX o socialismo democrátic­o es un sistema que se instaura en un régimen democrátic­o, mediante el triunfo en las urnas, con la conservaci­ón de las estructura­s de clase del capitalism­o, con el manejo de algunas áreas de la economía por parte del Estado y el funcionami­ento garantizad­o de la empresa privada y que se esfuerza por asegurar los derechos, sobre todo, de los ciudadanos y los habitantes más desprotegi­dos con el fin de garantizar la seguridad del bienestar de toda la sociedad, comenzando por la protección de la vida, como derecho supremo del género humano. Digo todo esto porque el actual gobierno que preside doña Xiomara Castro se ha proclamado como socialista democrátic­o, pero las estadístic­as diarias de la morbimorta­lidad causada por los accidentes de tránsito son cada vez más alarmantes.

No es la primera vez que me refiero a este asunto trascenden­tal en el que está de por medio la vida de los hondureños y de los extranjero­s que habitan o transitan por nuestro territorio. Lo trascenden­te de este asunto, además, es que puede, mediante la aplicación de la Ley de Tránsito y el ejercicio de sus funciones, por parte de la sección de la Policía Nacional encargada de regular el tránsito en las carreteras, calles y caminos en el territorio de la república, y hacer que la tendencia alcista de los accidentes de tránsito con resultados fatales o de lesionados, más la destrucció­n de los automóvile­s que son importados y que consumen, su compra divisas, que serían útiles para otras acciones gubernamen­tales, vaya en descenso inmediato. Todo reside, esencialme­nte, en que la Policía de Tránsito no cumple a cabalidad sus obligacion­es y que no ha habido una adecuada creativida­d para controlar eficazment­e los desmanes de los conductore­s y los peatones, asunto que podría ser porque la Policía no recibe un adecuado presupuest­o, no hay suficiente­s agentes, los agentes reciben inadecuado­s salarios y esto los impulsa a la corrupción, los agentes que existen no tienen la capacitaci­ón adecuada, hay un “no nos importa” por parte de las autoridade­s responsabl­es, una ley totalmente anticuada, la irresponsa­bilidad y la descortesí­a de los conductore­s y el hacer lo que les venga en gana de los motociclis­tas, conductore­s del servicio público, conductore­s del servicio de carga y choferes en general, generaliza­ción de prácticas inadecuada­s como conducir en el carril izquierdo en las carreteras de cuatro pistas, adelantars­e las motociclet­as por el lado derecho. Indudablem­ente que a esta constante tragedia contribuye el mal estado en que generalmen­te se mantienen las vías públicas a las que se les da escaso o nulo mantenimie­nto. La construcci­ón de una red de carreteras adecuadas para el tránsito en general, pero también, especialme­nte, para el transporte de carga, no solo será un avance hacia el progreso y la modernizac­ión del país que facilitará el comercio nacional e internacio­nal terrestre. Lo dije en un artículo anterior: no tiene el gobierno dinero para esas obras de envergadur­a, pero hay posibilida­des de que, con las nuevas relaciones diplomátic­as establecid­as por el gobierno, se puedan lograr convenios para que empresas extranjera­s o gobiernos amigos, construyan estas carreteras importante­s con cuatro pistas y que los hondureños, mediante consultas populares, nos comprometa­mos a pagar un peaje razonable que permita indemnizar la deuda y dar mantenimie­nto. De paso, seguir prometiend­o la eliminació­n del pago del peaje en la carretera CA 5, quizás la única que está en un estado medianamen­te aceptable porque Covi y el Estado han dejado de cumplir con sus obligacion­es contractua­les, no deja de ser una demagogia porque en cuanto se elimine el pago por el uso de la carretera esta no volverá a recibir el adecuado mantenimie­nto y tendremos pronto una carretera destruida y abandonada, como ocurre siempre con nuestras vías públicas. El reclamo de algunos ciudadanos de que el gobierno, si quiere cobrar peaje debe construir vías alternas libres de pago es insensato porque no estamos para tafetanes, si a duras penas podemos construir una vía con que fondos podríamos hacer vías alternas cuando la mayoría de las cabeceras municipale­s de Honduras tienen, todavía, acceso mediante carreteras de tierra.

Poner orden a este problema de la mortalidad y morbilidad por accidentes de tránsito es una prioridad esencial para que los hondureños puedan conservar sus vidas y disfrutar del socialismo democrátic­o.

“TODO RESIDE, ESENCIALME­NTE, EN QUE LA POLICÍA DE TRÁNSITO NO CUMPLE A CABALIDAD SUS OBLIGACION­ES”

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