Rehabilitando a los adictos
La Unidad de Investigación de Diario LA PRENSA Premium ha revelado la proliferación en el consumo de estupefacientes por parte de las y los sampedranos, de distinto nivel socioeconómico y diversas edades, particular pero no únicamente entre la juventud, así como la facilidad con que se adquieren en plena vía pública. Estamos ante una emergencia colectiva de salud pública que está provocando, además de adicciones, homicidios por disputas entre los productores y distribuidores de drogas, compitiendo por un muy lucrativo mercado, dado que la demanda supera a la oferta, a medida que más compatriotas se inician en el uso para quedar inmersos en el creciente consumo, para lo cual deben invertir sumas elevadas para mantener la adicción, recurriendo a formas delictivas para percibir ingresos necesarios para adquirir la droga.
La fuerza policial y militar destruye laboratorios de procesamiento y áreas de cultivo, además de arrestar a traficantes, pero su accionar no es suficiente por cuanto surgen nuevas plantaciones en zonas de difícil acceso. El narcotráfico, estructurado en redes a escala internacional y local, está íntimamente relacionado con el lavado de activos, robo de vehículos, falsificación de documentos, tráfico de personas y de armas, financiamiento de políticos aspirantes a cargos de elección popular. Todo ello está debidamente documentado.
La pregunta inevitable es ¿qué se está haciendo para la prevención y rehabilitación de quienes desean salir de ese laberinto y restaurar su salud perdida, tanto física como mental? ¿Con cuántos centros especializados se cuenta para tal propósito?
La formación del recurso humano necesario: médicos, psicólogos, trabajadores sociales, requiere de fuertes erogaciones, además de la adquisición de la infraestructura de apoyo. Para el financiamiento es necesario forjar alianzas entre los sectores público y privado para poderle hacer frente a este reto existencial, que impacta en el mercado laboral, de por sí en situación de crisis dado el éxodo de mano de obra calificada hacia el exterior.
No podemos permanecer indiferentes ante esta tragedia humana que impacta en hogares y familias de todos los estratos sociales, con resultados trágicos tanto para ellas como para la nación. Se requieren de políticas públicas no solo para enfrentar el tráfico de drogas, sino también para rehabilitar a quienes, desgraciadamente, han caído en las garras de las drogas; esta es una tarea en la que debemos involucrados todos los sectores sociales.