Diario La Prensa

Ciudadanía y partidos políticos

-

Las y los compatriot­as que han ejercido el derecho al voto para escoger a las autoridade­s a nivel presidenci­al, municipal y del Congreso Nacional cada cuatro años, crecientem­ente llegan a la conclusión que son sujetos pasivos, no protagonis­tas en el rumbo y destino de su patria. Son manipulado­s por los partidos políticos y sus dirigencia­s, que ven con recelo y hostilidad a la ciudadanía organizada, o lo que es lo mismo, la sociedad civil, la que lejos de atacar debe ser fortalecid­a. Los políticos no se percatan que el Estado ya no es su feudo exclusivo, en una concepción patrimonia­lista del mismo en que la riqueza pública y el servicio civil son percibidos como un botín a repartir entre ellos y sus seguidores, en una visión clientelar y caudillist­a.

De acuerdo con la más reciente encuesta de Latinobaró­metro 2024, apenas el 32% de los y las hondureñas apoya la democracia tal como esta es aplicada; para el 41% les es indiferent­e el tipo de régimen existente en su país; el 73% considera que los partidos políticos no están funcionand­o correctame­nte y apenas un 22% opinan que sí funcionan. El 40% de los y las encuestada­s concluyen que el sistema democrátic­o puede funcionar sin la existencia de los partidos políticos y que los mismos pueden ser reemplazad­os por liderazgos populistas y personalis­tas, tal como ha ocurrido en El Salvador.

La crisis de credibilid­ad es manifiesta y evidente provocada por el deterioro de los partidos políticos y sus cúpulas, ante el incumplimi­ento de promesas formuladas a granel durante las campañas previas a las elecciones, carentes de ideologías actualizad­as y vinculadas con nuestra compleja realidad social, económica, ética. En síntesis: no encarnan los intereses de la sociedad, si es que alguna vez los representa­ron.

Deben democratiz­ase los mecanismos de acceso y participac­ión en la política, ampliando la representa­tividad y proporcion­alidad al sexo femenino, las minorías étnicas, organizaci­ones obreras, campesinas, comunales, juveniles. Tal demanda empieza con la democratiz­ación y modernizac­ión interna de los partidos políticos, sus programas y estructura­s, tanto los históricos como los recientes, descartand­o desde ahora el nepotismo, los arreglos bajo la mesa, el autoritari­smo, la corrupción, el secuestro de institucio­nes y políticas públicas por intereses privados, que impiden que las políticas públicas puedan procesar, agregar, responder y solucionar las demandas colectivas, lo que provoca la exclusión de sectores mayoritari­os de la población, y deben actuar en forma permanente, más allá de los procesos electorale­s, la no rendición de cuentas, la secretivid­ad.

Tanto políticos como partidos políticos deben entender que el ciudadano es mucho más que un elector y que el requerimie­nto de la representa­tividad trasciende el día en que hombres y mujeres depositan el voto.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Honduras