FELICES EN INSTAGRAM
Estudios recientes confirman que el Internet nos enferma, a causa de la adicción digital y desinformación. Alertan sobre su regulación
REDACCIÓN. Nadie es más feliz que en Instagram, más divertido que en Tiktok, más exitoso que en Linkedin, más peleonero que en Twitter o más familiar que en Facebook.
Vamos por la vida alimentando nuestros personajes de cada red social, como si buscáramos saciar un espejo que ve nuestros miedos y nos pide siempre más. Podemos pasar horas mirando lujos ajenos, el menú de una cena a la que no fuimos o vacaciones que no podemos pagar. Nuestra atención no se queda en un post más de seis segundos. Quizá abandones esta columna en el tercer párrafo y no te enteres de que dependemos de las plataformas para confirmar si el Internet nos enferma. En marzo de 2022, académicos, políticos y empresarios se reunieron en Arabia Saudita para la Conferencia Sync de Bienestar Digital. Hablaron sobre adicción digital, privacidad y desinformación. Concluyeron que no se puede regular el uso de Internet sin antes comprender sus daños. Un año después, investigadores de Paquistán y Arabia Saudita publicaronque la ansiedad induce al uso de redes sociales y este uso agrava la ansiedad, además de que las redes causan otros trastornos psicológicos como depresión, insomnio estrés.
Es urgente sensibilizar a la población sobre estos daños, dijeron los autores, pero no hay suficiente evidencia sobre estos porque son las plataformas las que tienen información detallada. Días más tarde, investigadores de la Universidad de Toronto publicaron otro estudio en el Annual Review of Economics. Analizaron cómo el uso de los datos personales -incluido cuánto usas el Internet y para quépara
Realidad
Con el uso de la tecnología, la salud mental empeoró, sobre todo entre los adolescentes y adultos jóvenes.
yvender se ha convertido en un activo clave para la economía mundial. Así, basta con que busques dónde comprar una prueba de embarazo para que aparezcan anuncios de cunas en tu Instagram.
Usar tus búsquedas para ofrecerte productos te simplifica la vida, en principio. Una regulación efectiva, como ahora debate el Congreso de EU, pondría límites, como que las plataformas no vendan datos de preferencias de niños y adolescentes. Otra opción es que las empresas paguen al Estado para compensar gastos en salud pública por ciudadanos que desarrollan estrés, ansiedad o depresión tras abusar de Internet. Los investigadores de Toronto consideran que toca al mercado autorregularse, a los gobiernos poner límites a las empresas y a los usuarios exigir servicios que no los dañen. Estas propuestas, sin embargo, chocan con la realidad.