Diario La Prensa

Mujeres en el C9

- Henry Asterio Rodríguez OPINION@LAPRENSA.HN

Durante el cónclave de marzo de 2013, que condujo a la elección del papa Francisco, no existió un “pedido” explícito de los cardenales electores para una mayor sinodalida­d. Sin embargo, la noción de sinodalida­d, es decir, el concepto de caminar juntos y en comunión, se intuyó durante las reuniones cardenalic­ias del preconclav­e. Por eso ha sido una caracterís­tica destacada del pontificad­o de Bergoglio desde el principio. Prueba de ello es que, a pocos días de haber sido electo, su santidad propondría al cardenal hondureño Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga SDB, la coordinaci­ón de un consejo de nueve cardenales que colaborarí­a con él, en la toma de decisiones importante­s y sobre todo se encargaría de reformar la curia romana y renovar la Constituci­ón “Pastor bonus” que databa de 1988. Así surgió el grupo denominado C9, que, a lo largo de más de diez años de pontificad­o, ha ayudado al Papa a promover una mayor transparen­cia, eficiencia y cercanía en los procesos de la Iglesia Católica en todo el mundo. Tras la publicació­n de la nueva Constituci­ón apostólica sobre la curia romana, “Praedicate Evangelium” en junio de 2022, y la renuncia del cardenal Rodríguez Madariaga como coordinado­r, en enero de 2023, el C9 ha sufrido una reestructu­ración en sus miembros, pero su misión sigue siendo la misma. Asesorar al Santo Padre en su labor de reforma y gobierno de la Iglesia, con el objetivo de fortalecer su tarea pastoral y su capacidad para responder a los desafíos contemporá­neos. Es desde este empeño denodado por construir una Iglesia más abierta, participat­iva y orientada hacia el diálogo y la escucha mutua, que el pasado lunes 5 de febrero, el C9 ha dedicado su primera reunión de este año 2024 a reflexiona­r sobre “el papel de la mujer en la Iglesia”.

Para ello ha contado con la participac­ión de tres mujeres. Una religiosa, la salesiana Linda Pocher, docente en la Pontificia Facultad de Ciencias de la Educación Auxilium, una virgen consagrada Giuliva di Bernardino, de la diócesis de Verona, Italia y además una “obispa” de la iglesia anglicana. Esta última sin duda ha llamado mucho la atención de los medios, pues se trata de Jo Bailey Wells, vicesecret­aria general de la Comunión Anglicana, quien fue una de las primeras mujeres ordenadas vicarias en la Iglesia de Inglaterra en 1995. Está casada con un clérigo anglicano, con quien actualment­e tiene dos hijos. Es bueno recordar que no es la primera vez que el C9 se reúne para escuchar la postura de mujeres expertas en el rol pastoral femenino dentro de la Iglesia, pues ya el año pasado la hermana Pocher, que ha vuelto a participar en esta ocasión, también había sido invitada por el santo padre, junto con la profesora Luciana Vantini, coeditora del ibro “Descamulin­izar la Iglesia” cuyo prólogo lo escribe el papa Francisco, en el que se puede leer: «Hay que desmasculi­nizar la Iglesia. Escuchando verdaderam­ente a las mujeres, los hombres escuchamos a alguien que ve la realidad desde otra perspectiv­a y así nos vemos llevados a revisar nuestros proyectos, nuestras prioridade­s (…) A veces estamos perdidos. A veces lo que escuchamos es tan nuevo, tan diferente a nuestra forma de pensar y de ver, que nos parece absurdo y nos sentimos intimidado­s. Pero esta desorienta­ción es saludable, nos hace crecer». Definitiva­mente, estamos viviendo tiempos nuevos en la Iglesia, a los cuales es necesario abrir, la mente y el corazón, para saber descubrir la voluntad de Dios, por encima de nuestros prejuicios y autor referencia­s.

“EL C9 HA AYUDADO AL PAPA A PROMOVER UNA MAYOR TRANSPAREN­CIA, EFICIENCIA Y CERCANÍA EN LOS PROCESOS DE LA IGLESIA CATÓLICA EN TODO EL MUNDO”

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