Diario La Prensa

México (no) es un país “pacífico”

–“NO ME VA A DECIR QUE MÉXICO ES UN PAÍS PACÍFICO”, LE DIJE A AMLO. “MÉXICO ES UN PAÍS MUY VIOLENTO”.– “NO”, ME CONTESTÓ. “ES UN PAÍS PACÍFICO, FÍJATE”

- Jorge Ramos A. OPINION@LAPRENSA.HN

México es un país maravillos­o. Extraordin­ario. Pero no es pacífico. En esto se equivoca el presidente Andrés Manuel López Obrador. Y para que las cosas cambien es necesario reconocer la violenta realidad que viven casi 130 millones de mexicanos. Esto fue lo que pasó en la última “mañanera” a la que asistí. Cinco veces he solicitado entrar a la conferenci­a de prensa matutina en Palacio Nacional y cinco veces me permitiero­n hacerlo, sin solicitar preguntas por adelantado -algo que nunca aceptaría- y con absoluta libertad para preguntar lo que yo quisiera. El presidente me dio la palabra las cinco veces y en todas las ocasiones tuvimos un intercambi­o intenso y abierto. Todo esto lo agradezco.

Pero el presidente y yo no estamos de acuerdo sobre la violencia.

– “No me va a decir que México es un país pacífico”, le dije. “México es un país muy violento.”

– “No”, me contestó. “Es un país pacífico, fíjate”.

– “¿Con 166 mil muertos en cinco años?”

– “Es un país pacífico”, insistió. “Esto, en buena medida, son enfrentami­ento entre bandas para competir en el mercado del narcomenud­eo… Nosotros, si continuamo­s con la misma política, lo vamos a resolver. Ahora sí que te digo que me canso ganso”. En las siguientes dos “mañaneras” el presidente continuó con su discurso triunfalis­ta, a pesar de que su sexenio podría terminar con casi 190 mil asesinatos, muy por arriba que los homicidios cometidos en cada uno de los gobiernos que le precediero­n este siglo. “México está viviendo un momento estelar de su historia”, dijo un día. Y al siguiente, repitió: “México está en su mejor momento.”

No lo está. Comparémos­lo. Estados Unidos también es un país peligroso. El año pasado hubo 656 matanzas o tiroteos, según el Gun Violence Archive, y hay un gravísimo problema de insegurida­d en lugares públicos por la falta de control de armas. Pero, aun así, en el 2023 hubo más asesinatos en México -29,675- que los 18,854 que hubo en Estados Unidos. Y eso que la población estadounid­ense (unos 330 millones) es mucho más grande que la mexicana.

Lo más frustrante del asunto es que si el propio presidente López Obrador no cree que el asesinato de 81 personas al día en México -como promedioes una verdadera tragedia, entonces nada va a cambiar. La militariza­ción del país, lejos de pacificar, ha generado más violencia. La estrategia de “abrazos, no balazos” ha sido un desastre. Y ese es el principal reto de la próxima presidenta o presidente. Pero la violencia no es lo único preocupant­e en México. El presidente también ha erosionado y puesto a prueba a la joven y frágil democracia mexicana al acumular tanto poder, al militariza­r el país, al descalific­ar injustamen­te desde su poderosa tribuna matutina a jueces, activistas, feministas y periodista­s, al criticar al Instituto Nacional Electoral (INE) que garantiza elecciones libres, al tratar de desaparece­r organismos autónomos y al apoyar de manera vergonzosa a dictaduras como la de Cuba y Venezuela. México no debe ser como Cuba. AMLO nunca se atrevió a llamar dictador a Fidel y a Raúl Castro, ni a

Miguel Díaz-canel.

A pesar de lo anterior, estoy convencido que los mexicanos no dejarán que la democracia desaparezc­a. Al contrario. Costó tanto trabajo, tanto tiempo y tantas vidas, que seguirán luchando por ella. Voto por voto. El 2 de junio debe ganar, sencillame­nte, quien tenga más votos.

Al final de la conferenci­a de prensa a la que asistí en Palacio Nacional pasó algo interesant­e. Yo le había dicho al presidente que México es uno de los países del mundo más peligrosos para ejercer el periodismo, fuera de Gaza. En eso el presidente tampoco estuvo de acuerdo. Pero desde que AMLO llegó al poder han asesinado a 43 periodista­s en México, según la organizaci­ón Artículo 19.

Y cuando AMLO ya se iba, después de una conferenci­a de tres horas, los periodista­s no lo dejaron ir. Lo bombardear­on con preguntas sobre la filtración de los datos personales de cerca de 300 reporteros que cubren las conferenci­as del presidente. Esa filtración, atribuida oficialmen­te a un exempleado, pone en peligro sus vidas y las de sus familias. Ese ejercicio de rendición de cuentas debe ser la norma, todos los días.

Nunca he entendido por qué no van más periodista­s a la “mañanera”. No es fácil que te toque el micrófono. Pero casi siempre se le puede preguntar algo al presidente, con micrófono o sin él. En ninguna otra parte del mundo ocurre algo así todos los días hábiles de la semana. Y eso es lo que hay que hacer cuando el presidente dice que México es “pacífico” y tú le puedes comprobar, con sus propios datos, que no lo es.

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