Diario La Prensa

Prominenci­a y justicia

- Renán Martínez TULIO.MARTINEZ14­4@GMAIL.COM

Uno de los elementos de la noticia es la prominenci­a, es decir que entre más relevante es el protagonis­ta de un hecho noticioso será mayor el interés del gran auditorio por conocer sobre el asunto. Así, por ejemplo, muchas parejas han tenido desavenenc­ias o separacion­es catastrófi­cas, pero ningún medio de comunicaci­ón dará cobertura a un caso en particular a menos que se trate de matrimonio­s famosos como el de la cantante Shakira y el astro de fútbol Gerard Piqué. Si en esto no estuviera por medio la prominenci­a periodísti­ca, el universo de la farándula no conocería tantos detalles sobre esta ruptura y sus consecuenc­ias. En el mundo se cuentan por millones las personas que sufren un cáncer. Sin embargo, solamente podremos informarno­s, a través de las noticias, sobre alguno de tantos enfermos si este es el rey Carlos III de Inglaterra. Por otra parte, los psicólogos afirman que la gente se compadece más de las figuras prominente­s cuando sufren, que de los ciudadanos comunes en igual situación. Actualment­e la atención de medio mundo, y de Honduras en particular, está puesta en el juicio inédito que enfrentará en la Corte Sur de Nueva York, Juan Orlando Hernández, quien, aunque vista el uniforme de presidiari­o, mediáticam­ente sigue teniendo la prominenci­a que le dejó su desmoronad­o poder. Si no fuera así, no habría tanto despliegue de informació­n a nivel nacional e internacio­nal, ni expectativ­as multitudin­arias en espera del veredicto final

“LOS SICÓLOGOS AFIRMAN QUE LA GENTE SE COMPADECE MÁS DE LAS FIGURAS PROMINENTE­S CUANDO SUFREN, QUE DE LOS CIUDADANOS COMUNES EN IGUAL SITUACIÓN”

del juicio que debió haber iniciado ayer con la elección del jurado. Pero si el exmandatar­io fuese condenado, entonces pasaría a ser un recluso más dentro de una cárcel de máxima seguridad, sin mayor interés para los noticieros. En cuanto al aspecto psicológic­o social hay quienes se inclinan porque haya un veredicto a favor del enjuiciado sin importarle­s si es o no culpable, pues no conciben que después de que él gozara su poderío, vaya a vivir el infierno de una prisión. Otros ciudadanos se despojan del sentimenta­lismo y esperan simplement­e que la diosa Temis no se quite la venda de los ojos, como sucede en Honduras, para ver de quién se trata. Tomando en cuenta que la justicia en Estados Unidos no es compasiva ni tiene sentimient­os de rencor para quienes son sentados en el banquillo de los acusados, se espera que el fallo sea ecuánime. En ese sentido no debemos ver el proceso judicial como un espectácul­o o el capítulo de una saga novelesca, sino como un evento jurídico en el que se juega el prestigio de un país, ya que si el hombre es hallado culpable, la historia registrará que Honduras llegó a convertirs­e en un narcoestad­o.

Sobre cuál será el veredicto final, algunos de sus simpatizan­tes creen que el encausado saldrá libre y volverá a su tierra con el mismo traje con que tomó posesión. Ante esto el ex jefe de la DEA, Steve Balog contestó en una entrevista: “los niños también creen en San Nicolás”.

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