Mercadeo en el fútbol de hoy
Durante muchos años y prácticamente hasta fines del siglo pasado eran pocos los futbolistas extranjeros o legionarios. Hoy vemos cómo todas las ligas del mundo cuentan con jugadores foráneos. Todo lo cambió el mercadeo, que convirtió al fútbol pasión de multitudes en escenario donde lo más importante es la utilidad y de los dueños de los equipos.
Real Madrid, por ejemplo, contrató al mexicano Chicharito Hernández para vender caros derechos de televisión en el país azteca, de 130 millones de televidentes , también le sirvió al presidente de ese club español para conseguir contratos de construcción para su empresa personal en México. Y hay muchos otros casos, como el de Rafael Márquez en el Barcelona, y los más recientes de Lionel Messi en el Inter de Miami, cuyo dueño no es Beckham, sino un millonario argentino que se hizo socio con Messi para ganar muchos millones de dólares al año. Pasa lo mismo, aunque en menor grado, en Arabia con la participación de Cristiano Ronaldo. Mientras más pequeña es la economía de un país, menos posibilidades tienen nuestros futbolistas de ser contratados en el exterior, y también menos dinero están dispuestos a pagar por su fichaje los clubes de otras naciones, ya que desde el punto de vista mercadológico Honduras no representa nada por su deprimido e insignificante movimiento comercial. Cuando yo empecé hace 44 años a entrevistar artistas tuve la osadía de amenazar al “mánager” del cantante Julio Iglesias: “Si no me dan una entrevista exclusiva para Honduras diré que a Julio no le interesa nuestro país”, a lo que Alfredo Fraile me contestó: “Te vamos a dar la entrevista porque nos caíste bien, pero en realidad cuando un disco de Julio pega en tu país vendemos 1,000 acetatos, mientras en Brasil vendemos 1 millón”. Por estas y otras razones, cuando un legionario hondureño brilla en el exterior lo hace por méritos propios y no por nacionalidad o mercadeo. El hecho de que la mayoría de legionarios catrachos jueguen en equipos pequeños o de segunda división de Europa es más un problema de mercadeo que tiene Honduras como país que la calidad de sus futbolistas.
Un pasaporte argentino o brasileño permite que a ese legionario le ofrezcan el triple de dinero que a un hondureño. Nuestra nación tiene una enorme y constante producción de niños aptos para practicar fútbol, pero se pierden al no existir políticas públicas para acompañar su talento con becas escolares, colegiales o universitarias que los motiven.