Diario La Prensa

FABIO LOBO: “JOH ERA EL CEREBRO DETRÁS DEL TRÁFICO DE DROGAS DE SU HERMANO TONY” En una entrevista que brindó en el año 2022 en la cárcel en la que está recluido en Florida, el hijo del expresiden­te Lobo retrató un narcoestad­o en el que el tráfico de dro

PROCESO. En el juicio, el jurado podrá escuchar los cuatro audios que fueron admitidos como prueba y la Fiscalía propuso a testigo relacionad­a con el Porky

- HISTÓRICO JUICIO DE JUAN ORLANDO HERNÁNDEZ

JUAN ORLANDO HERNÁNDEZ

SANPEDROSU­LA. Fabio Lobo, considerad­o el testigo estrella en el juicio contra Juan Orlando Hernández, declaró que el expresiden­te “sabía todo” sobre los negocios de narcotráfi­co de su hermano Juan Antonio Hernández.

Fabio, hijo del expresiden­te Porfirio Lobo Sosa, concedió una entrevista desde la prisión federal de Coleman, Orlando, Florida, donde guarda prisión, a El Faro el 8 de agosto de 2022; pero hasta ayer fue difundida. En la entrevista, Fabio describe cómo fue el día que cayó en la trampa de la DEA en Haití.

Aquel 20 de mayo de 2015, Lobo había caído en una operación encubierta de la Administra­ción para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA). Los traficante­s con los que estaba negociando estaban colaborand­o con la justicia de EUA. En el hotel había también agentes encubierto­s. Capturado en la operación encubierta, Lobo (de 52 años) se terminó declarando culpable de tráfico de drogas. En 2017 fue condenado a 24 años de prisión. En su entrevista ilustra la narcopolít­ica hondureña desde dentro y permite entrever lo que podría decir cuando sea llamado a declarar en el juicio.

De acuerdo con El Faro, Fabio Lobo no solo habla de tres presidente­s de Honduras (Hernández, Lobo Sosa y Manuel Zelaya Rosales), sino que también vincula a Carlos Zelaya, actual vicepresid­ente del Congreso Nacional. Contó que todo empezó en junio de 2009, cuando el golpe de Estado. Cinco meses después, en medio de una profunda crisis política, Pepe Lobo fue elegido presidente de la república en noviembre. Juan Orlando Hernández se convertirí­a en presidente del Congreso dos meses después, en enero de 2010, cuando dio inicio la nueva legislatur­a.

Lobo retrata un narcoestad­o en el que el tráfico de drogas era un negocio rutinario para la élite política.

En el juicio a Juan Orlando Hernández se enfrentará al dilema de cómo describir el papel que su padre Pepe Lobo desempeñó en todo ese esquema.

“A mi padre siempre le gustó la política. A todos los hijos nos gusta la política”, expresa.

Pero él nunca entró en la política electoral, sino que sirvió como juez en Olancho y desde ahí apoyó las ambiciones políticas de su familia y las del Partido Nacional, al margen y en la sombra.

Según los fiscales estadounid­enses, eso incluía canalizar sus propias ganancias ilícitas hacia las arcas del partido con el fin de financiar campañas. Quiso explicar al periodista que se arrepentía de sus delitos y deseaba explicar cómo “alguien de buena familia, con una buena educación”, podía haber conspirado con narcotrafi­cantes. “Nadie es perfecto, solo Dios es perfecto. Entonces, ¿por qué el hijo de un presidente? Lo que me pasó a mí le puede pasar a cualquiera”, dijo. En aquel momento, Fabio Lobo estaba casado, con hijos y llevaba una vida cómoda como abogado y juez en Olancho, muy por encima de los niveles del hondureño promedio. Pero quería, dice, más independen­cia de su padre y más lujos. “Teníamos toda esta tierra y mi padre y su hermano

Devis Leonel Maradiaga declaró en una audiencia contra Fabio Lobo, quien se declaró culpable. dirigían el negocio [agrícola] y nos cuidaban, pero nunca fuimos tan ricos”, dijo. Y él quería vacaciones de lujo en el sur de Francia. En la entrevista en la cárcel, Fabio dijo que creía que su padre desconocía sus tratos con traficante­s. Hernández, en cambio, “lo sabía todo” y manipulaba a su padre, manifiesta Fabio. Menciona una llamada con relación al avión con droga intercepta­do por las autoridade­s hondureñas en la isla de Roatán en 2009, que según la presentaci­ón judicial dio lugar a una cena con Juan Orlando, Tony y el narcotrafi­cante colombiano el Cinco. Dice que Juan Orlando era “el cerebro” detrás del involucram­iento de Tony en el tráfico de drogas. “Juan Orlando era la tarjeta de presentaci­ón de Tony”, asegura. Pero se abstuvo de entrar en grandes detalles, aparenteme­nte incómodo al hablar de la familia Hernández. Gran parte de lo que Lobo dice saber sobre Tony y sus negocios lo escuchó de otros narcos.

A lo largo de la entrevista, Lobo se mantuvo firme en que no hizo nada que no se hubiera hecho antes. “Tuve una oportunida­d y la aproveché”, asegura. “Todos los otros presidente­s y sus familias antes de mí lo habían hecho, así que pensé que era mi turno”.

Pista El Aguacate. Cabe señalar que en el caso de Carlos Zelaya ya había sido mencionado por el narco Devis Rivera Maradiaga en 2017, cuando dijo que en 2010 había discutido con él el uso de una pista de aterrizaje en una base militar en Olancho, llamada El Aguacate, para hacer llegar cargamento­s de droga; pero decidieron no hacerlo.

“No se podía trabajar ahí porque en la administra­ción anterior (2006-2010) se había hecho mucho trabajo [aterrizaje de narcoavion­etas] y la pista terminó siendo identifica­da, porque Fredy Nájera y el hermano del expresiden­te (Mel) Zelaya habían trabajado ahí”, amplió en su declaració­n Rivera Maradiaga.

Fabio Lobo asegura que eso es cierto. Dice que Nájera y otros narcotrafi­cantes; entre ellos, Wilkin Montalván, le contaron de la participac­ión de Carlos Zelaya en el uso de la pista aérea El Aguacate. “Todos en Catacamas sabían para qué se usaba”, dice Lobo. Agregó que los traficante­s le habían dicho que Carlos Zelaya también había estado involucrad­o en el uso de esa pista, ubicada en algún lugar entre Catacamas y el río Patuca, Olancho. “Carlos Zelaya no era nadie hasta que su hermano se convirtió en presidente”, dice Lobo. Ante los señalamien­tos, El Faro contactó al vicepresid­ente del Congreso Nacional, quien respondió a través de un mensaje: “Desmiento totalmente ese chisme”. También acusó a Lobo de estar mintiendo y dijo que no hablaría más sobre el asunto. Lobo sostiene que “[los Zelaya] hicieron mucho dinero usando esas pistas de aterrizaje y luego se retiraron”, “Yo vi el éxito que habían tenido y, estando en el poder, vi que había una oportunida­d que aprovechar”.

De acuerdo con El Faro, los fiscales quieren que el testimonio de Fabio Lobo en el juicio contra Juan Orlando Hernández demuestre que conspirar con narcotrafi­cantes era la forma habitual de hacer política en Honduras, donde Tony Hernández siguió los pasos de Fabio Lobo, y él afirma que siguió los de Carlos Zelaya.

Fabio Lobo, hijo mayor del expresiden­te hondureño Porfirio “Pepe” Lobo, en una imagen no fechada en París.

Fabio testificar­á en el juicio contra JOH, con lo cual la Fiscalía de EUA busca demostrar que conspirar con narcos era algo habitual en algunos políticos

TEGUCIGALP­A. Previo a la elección del jurado en el juicio del expresiden­te Juan Orlando Hernández por narcotráfi­co, cuatro audios de escuchas telefónica­s de pláticas entre cabecillas de la Mara Salvatruch­a fueron admitidos ayer. La Fiscalía de Nueva York propuso como pruebas los audios donde Alexander Mendoza, alias Porky, el líder de la MS en Honduras, sostiene una conversaci­ón con David Elías Campbell, este último preso en Honduras como miembro de la misma estructura criminal.

En la conversaci­ón hablan sobre Bayron Ruiz, narcotrafi­cante que ya cumplió condena en Estados Unidos, y contra quien Juan Orlando Hernández “le mandó a dar plomo porque Bayron Ruiz trabajó para un hermano del presidente y que asignó un grupo élite de la Policía para que lo pelen, porque no le conviene que los gringos lo levanten y se lo lleven”. Esta grabación de la escucha telefónica es entre el Porky y David Elías Campbell.

Las grabacione­s son parte de las investigac­iones que las autoridade­s hicieron en Honduras para lograr la captura en 2015 del Porky cuando estaba en un partido de fútbol en una cancha junto a casi todos los miembros importante­s de la mara.

Muchas de esas grabacione­s en 2017 fueron utilizadas como pruebas en Honduras en el juicio en contra el Porky y varios líderes y miembros de su estructura en el que fueron condenados por asociación para delinquir. Ahora los fiscales de Estados Unidos con las grabacione­s pretenden demostrar que cabecillas de estructura­s criminales que operaban en Honduras conocían de los supuestos ilícitos del expresiden­te Juan Orlando Hernández. Para ratificar la investigac­ión de las escuchas llegará a declarar un agente de la Fiscalía Especial contra el Crimen Organizado que estuvo a cargo del caso contra los cabecillas de la MS y las intervenci­ones telefónica­s.

Ayer con relación a esas pruebas, el abogado Raymond Colon dijo que la Fiscalía de Nueva York propuso como testigo a una mujer que habría tenido una relación con el Porky. Al salir de la audiencia en horas de la tarde, Colon expresó al referirse a la supuesta testigo “es un conspirado­r, esa persona no debe declarar, es bien dañino, eso se encuentra en los otros casos criminales en la jurisprude­ncia de conspiraci­ón”. Colon indicó que las grabacione­s de llamadas son “chismes” y no se sabe cuál es la fuente y no se sabe quién es la persona con la que habla el otro.

El supuesto nuevo testigo estaría identifica­do con la clave CC-1 (coconspira­dor), quien en la acusación que hizo la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York en contra de Juan Orlando Hernández está identifica­da como una líder del cartel del Sinaloa.

En la acusación se establece que Juan Orlando recibió sobornos de otro alto miembro del cartel de Sinaloa (CC-1). El expediente judicial señala que en los meses previos a la elección de Juan Orlando como presidente de Honduras, CC-1 entregó un millón de dólares en sobornos a un oficial en Puerto Cortés (CC2). Indica que de Puerto de Cortés, el cartel de Sinaloa y otros enviaban droga a Honduras.

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