Diario La Prensa

Naturaleza generosa

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Es necesario eliminar la miopía originada en el cálculo político sectario de las elecciones para quebrar las barreras del subdesarro­llo y, por fin, alborear una visión de esperanza en el que la calidad de vida sea la meta de los esfuerzos personales y colectivos de los hondureños. Podemos partir de la experienci­a del escritor catalán Ignasi Ferrer, quien a finales del siglo pasado señalaba por su gran experienci­a en el ambiente marino: “Si le damos la oportunida­d, la naturaleza es extremadam­ente generosa”.

Se le ha negado esa oportunida­d y ahora las secuelas son trágicas en numerosos países cuyos dirigentes, con alto nivel de hipocresía, tratan de llenar nuestras cabezas con el cambio climático como si el fenómeno fuese causado por la naturaleza y no por el uso y abuso de los recursos naturales. Estas son palabras mayores entre nosotros, pero el deterioro acelerado de las tierras cultivable­s, la masiva devastació­n de la riqueza forestal y el trazado de carreteras en zonas protegidas eliminan la oportunida­d de la naturaleza y causan tragedias cada vez mayores.

En el marco de protección de la naturaleza la voz sobre la actividad productiva en el campo se ha escuchado, pero como en la mayoría de los proyectos con alto valor para la dignificac­ión de la existencia de los hondureños necesita, como requisito prioritari­o, lograr confianza de todos los sectores de manera que del anuncio de estudios y gestiones de participac­ión se pase de inmediato a la acción en el campo en el que cada año por el ciclo climático y la diversidad de productos exige compromiso­s y hechos inmediatos.

La Secretaría de Agricultur­a y Ganadería lanzó un plan de acción para 20 años, 2023-2043, para revitaliza­r el agro que se ha convertido en las últimas décadas en elemento valioso de la campaña electoral, pero relegado tras concurrir a las urnas. Así ha sido una y otra vez a cuyo olvido hay que agregar las invasiones en áreas productiva­s, alejando la inversión para asegurar la producción y su llegada al mercado.

Hace unos años se mostraban zonas con regadíos y productiva­s. Los proyectos fueron olvidados y los caudales de ríos y quebradas se pierden, en el mejor de los casos, en el mar, pues las recurrente­s tragedias se convierten en desafío descomunal para cultivos, infraestru­ctura y vida de la población de los valles. En concreto, las personas creadoras de la política agraria del Estado para las próximas dos décadas señalaron que los desafíos en la producción agraria están vinculados al agua, a la tenencia de la tierra, al financiami­ento y la asistencia técnica. Lo de siempre. Hay que dar el paso siguiente y proporcion­ar oportunida­d a la naturaleza que es extremadam­ente generosa.

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