Hospital de traumas
Con estimación en la fecha de inicio de la obra y presentación del cálculo de su costo, la titular de Salud visitó el hospital Mario Rivas donde dio a conocer los avances en el proyecto para mejorar la deteriorada y casi colapsada atención a los miles de pacientes que a diario acuden en busca de salud. No es para menos, puesto que han pasado décadas, no decimos desde el siglo pasado para evitar el señalamiento de alarmista, desde que se construyó el Rivas sin que haya habido mejoras o ampliaciones necesarias al ritmo del crecimiento poblacional en la ciudad y en la zona noroccidental. Tarde, pero el anuncio del comienzo de la construcción del hospital de trauma viene a levantar los ánimos muy decaídos en el personal médico y de enfermería que por décadas han recorrido los pasillos repletos de camillas con pacientes a la espera de cama, filas casi interminables para consulta y escasez en la entrega de medicamentos.
Es la película diaria en el sistema público de salud que, desgraciadamente, tiene la compañía del Instituto Hondureño de Seguridad Social.
“En los próximos meses verán llegar la maquinaria”, aseguró la ministra, quien se refirió también al proyecto en la capital de manera que las víctimas de accidentes con daños graves o leves en su organismo tendrán centros médicos hospitalarios especializados con equipo, con personal e instalaciones adecuadas para su pronta y eficaz atención.
La expresión popular señala que mejor es lento, pero seguro. En este caso, llega tarde la posibilidad de mejorar la labor de los médicos y enfermeras, pero “más vale tarde que nunca”. Hablar de trauma es introducirse en un amplio campo del organismo físico de las personas, pero en el psicológico. El doctor atenderá las lesiones externas, pero muchos también tras una situación de estrés es necesario que requieran tratamiento especializado para sanar y mejorar la salud mental. En la ciudad hay un hospital para atender a pacientes cuya estabilidad psicológica ha sido afectada por situaciones familiares, laborales, de seguridad y tantas otras que se presentan cotidianamente como grandes desafíos para el desarrollo personal y la convivencia familiar. Recientemente nos hemos referido en la columna editorial a la necesidad de ampliar la infraestructura en hospitales y centros de salud, mejorar las condiciones del personal, asegurar la entrega de medicamentos, disminuir la mora quirúrgica y rebajar el tiempo de las consultas con especialistas. Todo lo que sea beneficiar la salud de los ciudadanos recibirá el respaldo no como favor o beneficio, sino como derecho de la ciudadanía y deber de los funcionarios, quienes en todas sus decisiones y acciones debieran concluir con la expresión: “Hicimos lo que teníamos que hacer”. Otro gallo cantara y un verdadero “milagro” sorprendería a todos los hondureños.