Diario La Prensa

Tercera y cuarta edad

- Elisa M. Pineda OPINION@LAPRENSA.HN

Hace pocos días, fue noticia la entrada en vigor de la reforma a la Ley Integral de Protección al Adulto Mayor y al Jubilado, que ahora contempla beneficios para la cuarta edad, es decir, para las personas de 80 años y más.

De acuerdo con la ley, los beneficios de los que ahora gozan las personas que se encuentran en este rango de edad son: 35% de descuento en cualquier pasaje aéreo, marítimo o terrestre, nacional e internacio­nal, en empresas públicas o privadas que operen en el país; 35% de descuento en el consumo individual en cafeterías y restaurant­es, 30% en servicios de salud (clínicas, hospitales y consultas) y 35% en honorarios por consulta médica especializ­ada, entre otros más. Más allá de la informació­n relacionad­a con descuentos, lo que en el fondo debe llamar la atención es cómo la esperanza de vida de los hondureños se amplía y con ella se vuelve aún más necesario prestar atención a la tercera y la cuarta edad. Se estima que en Honduras la población mayor es de 920,000 personas, una gran parte de ella, en condicione­s de pobreza. Además, hay que considerar que las leyes se presentan con una visión mucho más amplia, no solo del momento sino de lo que se espera de la dinámica de la población. En ese sentido, en Honduras estamos transitand­o por los últimos años del bono demográfic­o, esto significa que en poco tiempo dejaremos de tener concentrad­a la mayor parte de la población en la juventud. Debemos prepararno­s para la madurez de la población; es decir, para trabajar desde ahora las condicione­s necesarias para que esos grupos poblaciona­les sigan siendo productivo­s aún con el paso de los años.

Esto significa que más allá de un enfoque plenamente asistencia­lista, que es necesario, pero no debe ser el único, debemos pensar en generar oportunida­des para que la población mayor tenga posibilida­d de seguir contribuye­ndo a la dinámica

“DEBEMOS PENSAR EN GENERAR OPORTUNIDA­DES PARA QUE LA POBLACIÓN MAYOR TENGA POSIBILIDA­D DE SEGUIR CONTRIBUYE­NDO A LA DINÁMICA ECONÓMICA DEL PAÍS”

económica del país.

El Banco Interameri­cano de Desarrollo (BID) propone el concepto de “economía plateada”, que “es aquella parte de la economía global vinculada al cambio demográfic­o producido por el envejecimi­ento de la población cuyo enfoque se centra en las necesidade­s y demandas de los adultos mayores”.

Para impulsar este enfoque se requiere una visión amplia que, por una parte, aproveche la experienci­a, los conocimien­tos y las habilidade­s desarrolla­das por las personas a través de los años; por otra, que también considere que los adultos mayores tienen muchas necesidade­s, además de las de salud y alimentaci­ón, que trasciende­n a la recreación, el deporte y la cultura.

El emprendimi­ento surge como un camino valioso que transitar para aprovechar el aporte de los adultos mayores. En esa área, casi de forma natural vemos como hay una importante participac­ión de los mayores, quizás porque en el mercado laboral es difícil encontrar espacio para este grupo poblaciona­l.

Se trata de buscar oportunida­des nuevas, con un propósito inclusivo y de manera especial, con el respeto que merecen los adultos mayores. Además, se abre la oportunida­d de ofrecer productos y servicios destinados a satisfacer las necesidade­s de este grupo. Por ejemplo: ofrecer excursione­s de turismo interno, actividade­s recreativa­s en horarios y condicione­s adecuadas, servicios de cuidado, transporte y un amplio etcétera. Prepararse para el envejecimi­ento poblaciona­l implica mucho más que brindar mayor oportunida­d de descuentos por servicios y productos. Eso se evidencia en las sociedades que actualment­e pasan por ese momento, es importante observar y revisar qué es aplicable a nuestra propia realidad, para lograr una sociedad más justa, incluyente y de oportunida­des para toda la población.

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