Pedro murió buscando cómo ganarse la vida para mantener a su familia
Ayer hubo 17 velorios simultáneos en Santa Rosa, San Juan de Opoa, Lepaera, Las Flores, en Copán y Lempira, de donde procedían las víctimas mortales del choque de dos buses
SANTA ROSA DE COPÁN. Familias de Copán y Lempira lloraron ayer a sus muertos.
El dolor por ver a sus seres queridos en ataúdes era palpable. Cada una de las 17 víctimas del mortal accidente entre dos buses en San Juan de Opoa, Copán, era una historia de vida.
El deceso de tía y sobrino en el accidente intentando llegar a San Pedro Sula por tratamiento oncológico apenas podría ser soportado por los familiares. En una pequeña casa en el caserío Los Pinos, aldea El Edén, de Lepaera, Lempira, los familiares de Mari Concepción Martínez (de 30 años) y su sobrino Denis Omar Mejía Martínez (de 15) los familiares lloraban ayer la partida de ambos.
“El niño tenía cáncer e iba a tratamiento oncológico a San Pedro Sula a la Fundación del Niño con Cáncer. Estuvo dos años luchando con la enfermedad y la desgracia fue que murieran en ese accidente”, relató conmovida Norma Martínez, hermana de Mari de Concepción.
En el barrio Cerro Colorado, en la comunidad de La Lima, Lepaera, lloraban la pérdida física de Pedro José Vargas Membreño, un joven mecánico que fue descrito como un hombre trabajador y luchador que daba todo por su madre. “Toda la aldea lo hemos sentido, era tranquilo y trabajador. Ese día lo vimos irse, nos dimos cuenta por noticias y vimos que salió en la televisión a eso de las 10:00 am”, contó una vecina de la comunidad.
Su madre Oneyda dijo que el joven laboraba en Lepaera, pero hacía dos semanas consiguió trabajo por mejor pago en Santa Rosa de Copán. “Él murió buscando cómo ganarse la vida para mantener a madre y hermanos”.
En otra vivienda, en otra zona, pero con el mismo dolor, Jovita Deras, madre de Kelin Yosiris Díaz Deras (de 25), relató que su hija iba a trabajar como obrera en la tabacalera de Santa Rosa de Copán cuando ocurrió el accidente. “Estuvo viajando por años a Santa Rosa en su motocicleta, pero hace unas tres semanas empezó a desplazarse en bus porque tenía problemas en una mano. La desgracia la alcanzó, pero sé que está en un mejor lugar”, lamentó la desconsolada madre.
Doña Jovita contó que su hija abordó el bus siniestrado a menos de cinco kilómetros de donde ocurrió el accidente de los dos buses. “Salió de la casa a las 5:00 am y pensábamos que ya estaba en el trabajo, no imaginábamos que había fallecido en el choque de los buses”.
El cuerpo de Díaz Deras fue velado en el centro de capacitación de la comunidad de La Montañita, San Juan de Opoa, y en horas de la tarde la sepultaron en la misma comunidad.
Cerca del velorio de la joven, pero en el casco urbano de San Juan de Opoa, familiares participaron en una misa de cuerpo presente de los restos mortales de Enma Fidelina López. Allegados lamentaron el deceso trágico de López, quien era una líder destacada de la iglesia católica en San Juan de Opoa. “Era una mujer entregada a las cosas de la iglesia, muy buena persona, lamentamos que haya muerto así”, manifestó un allegado. En Las Flores, Lempira, decenas de personas se congregaron para dar el último adiós a don Marco Tulio Villanueva, quien era originario de ese municipio de Lempira, donde era muy conocido.
Karol Amarilis Suárez (de 21) era originaria de Lepaera, Lempira. En su hogar fue decorado un altar colmado de rosas y una fotografía ampliada de la querida enfermera. Isabel Tejada, vecina de la jovencita, relató con nostalgia que Suárez fue “una enfermera muy especial que siempre ayudó a todas las personas con su profesión”. Tejada contó que Karol Amarilis trabajaba como enfermera en La Entrada, Nueva Arcadia, Copán, por lo que debido a su
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