Diario La Prensa

Lo más flojo

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La cabuya se rompe por lo más flojo y es de sobra conocido que en la ruta del narcotráfi­co, del origen hasta el mercado, se halla en países pequeños, sumamente vulnerable­s por la impunidad y francament­e débiles en las institucio­nes del Estado. No es excusa ni falacia, pero sí será de mayor efectivida­d la lucha contra la droga dirigida a los núcleos productore­s, a los que reciben los cargamento­s en el norte y a los distribuid­ores callejeros, pero eso es otro cantar. La nefasta experienci­a desde hace décadas sobre el inmenso poder de los traficante­s, dueños de las áreas del puente entre productore­s, en el sur, consumidor­es en el norte, debiera ser más que suficiente para desarraiga­r el poder del tráfico de drogas, provenient­es de Sudamérica, por nuestro país muy débil en sus fronteras y más débil aún en sus institucio­nes y personal.

Lo sucedido en una corte de Estados Unidos puede tener divergente­s lecturas, pero lo que está claro es la maldad del cáncer de las drogas entre nosotros que debiera marcar, sin amnistía de ninguna especie, un hasta aquí con la necesaria astucia e inteligenc­ia en la prevención y firmeza en la represión. Claro que esto con los sucesos recientes es apelar a “milagros”, pero la confianza y esperanza es el signo más claro de vida y a ellas debemos aferrarnos. Llenar las redes sociales y los medios de comunicaci­ón de opiniones y apreciacio­nes y caer en el silencio en los próximos días es lo habitual en la mayoría de estos casos que debieran exigir continuida­d para llegar a la raíz desde el tronco mismo del árbol.

No es tanto por las personas, todas ellas pasajeras, sino por la defensa y fortalecim­iento de las institucio­nes en las qué fundamenta­r la convivenci­a ciudadana en paz, justicia y libertad. Y aquí el nudo gordiano que seguirá nudo en la medida en que los organismos e institucio­nes del Estado se hallen sometidos a intereses personales.

Necesitamo­s que la ley sea el espejo limpio y plano donde se refleje sin distorsion­es queridas y búsquedas la vivencia personal y la realidad política y social de nuestro país. Tenemos ejemplos cercanos de caos o autoritari­smo generados y sostenidos en una supuesta voluntad popular que nace y se multiplica en la fuente misma del poder. El hasta aquí debe ser honrado y sincero y, a lo mejor, en unas décadas nos sacudimos la cobija de guardianes en la ruta de la droga hacia el gran mercado, lo cual exigirá no solo recursos del Estado sino moral y ética en particular de quienes tienen la responsabi­lidad de vigilar, proteger y afianzar el bienestar de los hondureños para que el mejoramien­to en la calidad de vida sea nueva carta de presentaci­ón en la sociedad internacio­nal.

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