Diario La Prensa

¿Flores en el hielo?

- Emilio Santamaría S. POSITIVO@EMILIOSANT­AMARIA.COM

Si pudiéramos estar cuando inicia la primavera en los Alpes suizos veríamos uno de los espectácul­os más fascinante­s de nuestro planeta. Cientos de hermosos grupos de flores azules que parecen haber sido sembradas sobre la gruesa capa de hielo transparen­te. ¿Cómo ocurre esto? El misterio es la lunaria, una extraordin­aria planta. ¿Cómo es que florece en un ambiente tan inhóspito? Quizá su secreto es “que acepta el reto”. Taladra el hielo sólido varias pulgadas para florecer a principios de la primavera. Pertenece a la familia de la bellorita y en otoño desarrolla unas hojas gruesas y coriáceas. Se extiende pegada a la tierra, esperando la capa de hielo y nieve que la cubrirá totalmente. Cuando está por llegar su esperada estación, el sol empieza a derretir la nieve y parte del hielo, haciendo que el agua descienda hasta sus raíces y la despierte a la vida. Deja así su estado de planta adormecida. Los expertos nos dicen que la combustión interna asegura la permanenci­a de los tejidos florales y el escaso y sutil calor resultante funde el hielo alrededor de los capullos, que se yerguen mientras el tallo se abre paso camino hacia arriba. En esta forma fluye más agua a las raíces y así la planta hace un verdadero túnel, que es un pasadizo hacia el aire y el sol.

Una vez en la superficie pasa lo usual, las abejas hacen su labor fecundador­a, y así surgen lo que los simpáticos guías suizos enseñan a los grupos de asombrados turistas: “Miles de hermosos grupos de flores azules que parecen haber sido sembrados sobre una gruesa capa de hielo”. Ahora lo sabemos, es el resultado del esfuerzo de la lunaria de los Alpes, esa extraordin­aria planta que literalmen­te taladra el hielo para florecer en su superficie. Creo que es un ejemplo maravillos­o de adaptación a ambientes hostiles.

Cuando vemos a tanta gente quejándose del ambiente en que les toca desenvolve­rse, pienso en los ejemplos que nos da la naturaleza, creando vida y belleza aun en un lugar que consideram­os tan inadecuado para producir flores, como el hielo.

Quejarnos siempre, sintiéndon­os víctimas del ambiente en que la vida nos colocó.

Actuar para mejorar ese ambiente y hacer de él un mejor lugar para florecer y vivir.

“LO NEGATIVO: QUEJARNOS SIEMPRE, SINTIÉNDON­OS VÍCTIMAS DEL AMBIENTE EN QUE LA VIDA NOS COLOCÓ”.

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