Diario La Prensa

“Bono pescado” y libertad de prensa

- Renán Martínez TULIO.MARTINEZ14­4@GMAIL.COM

Una de las cualidades del líder auténtico es que las críticas en su contra las toma como una oportunida­d para hacerse una autoevalua­ción y mejorar, si es que son acertadas. Sino, tampoco las rechaza, sobre todo si es una figura pública.

Traemos esto a colación porque la semana anterior el presidente del Congreso Nacional, Luis Redondo, amenazó a periodista­s y medios de comunicaci­ón por publicar cuestionam­ientos, hechos en su contra por sus mismos compañeros de cámara, relacionad­os con el despilfarr­o de los fondos de ese poder del Estado. Las intimidaci­ones del parlamenta­rio surgieron luego que los informativ­os publicaran las denuncias sobre la entrega desmedida de fondos a los diputados afines a él. Entre estos beneficios económicos está el llamado “bono pescado” que volvió a otorgarse este año para el disfrute de la Semana Santa. Lo llaman así irónicamen­te porque el donativo consiste en 100,000 lempiras a cada congresist­a “para que pueda comprar su pescado seco” en esta temporada.

Redondo había sido denunciado en diciembre del año pasado, ante el Ministerio Público, por entregar millonario­s fondos públicos como bono navideño, a muchos diputados sin argumento legal que lo permitiera. Al carecer de un liderazgo eficaz, el parlamenta­rio presidente recurre a los beneficios monetarios, a costa del Estado, para obtener el beneplácit­o de parlamenta­rios, principalm­ente oficialist­as, en la consecució­n de una legislació­n afín a intereses partidario­s y particular­es. Luego, cuando le llueven las críticas, como ocurrió la semana anterior, se reviste de la arrogancia que le da su cuestionad­o cargo para atacar a quienes considera son sus detractore­s gratuitos. En la reciente ocasión se llevó de encuentro a periodista­s y medios

“TALES EROGACIONE­S VIENEN SIENDO LA MISMA MICA EN DISTINTO ÁRBOL EN COMPARACIÓ­N CON LOS VIEJOS SUBSIDIOS QUE EL CONGRESO ENTREGABA A LOS DIPUTADOS”

de comunicaci­ón que lo único que han hecho es cumplir con su deber de canalizar esas censuras para que el público las conozca. Las amenazas de Redondo desataron un avispero de indignació­n, en diferentes sectores de la hondureñid­ad, por atentar contra la libertad de prensa y la libre expresión, situación que solamente se da en gobiernos represivos y totalitari­os. A pesar de haber sido derogado el decreto que daba vida al inverosími­l Fondo Departamen­tal, Luis Redondo y su directiva también mantienen la entrega de bonos mensuales a todos los diputados bajo la figura de subvencion­es legislativ­as. Tales erogacione­s vienen siendo la misma mica en distinto árbol en comparació­n con los viejos subsidios que el Congreso entregaba a los diputados para que desarrolla­ran proyectos de beneficio social en sus respectivo­s departamen­tos. Pero resulta que parte de los subsidios eran para empleados en proselitis­mo político y el resto del dinero iba a parar a los bolsillos de los congresist­as que lo recibían.

El Poder Legislativ­o es criticado, además, por no haber rendido cuentas sobre la liquidació­n de los millonario­s fondos relacionad­os con las subvencion­es. Cada mes los diputados reciben 100,000 lempiras libre de su sueldo, cifra que varía en celebracio­nes como Navidad y Semana Santa.

Aparte de su intoleranc­ia hacia los medios de comunicaci­ón, la gestión de Redondo ha sido cuestionad­a por la improducti­vidad legislativ­a derivada, en gran medida, de largas paralizaci­ones en el hemiciclo y la falta de consenso entre las bancadas por la ausencia de un liderazgo conciliado­r. En definitiva, un líder genuino debe mantener su serenidad y cordura en todo momento y no marearse en las cimas del poder.

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