“Bono pescado” y libertad de prensa
Una de las cualidades del líder auténtico es que las críticas en su contra las toma como una oportunidad para hacerse una autoevaluación y mejorar, si es que son acertadas. Sino, tampoco las rechaza, sobre todo si es una figura pública.
Traemos esto a colación porque la semana anterior el presidente del Congreso Nacional, Luis Redondo, amenazó a periodistas y medios de comunicación por publicar cuestionamientos, hechos en su contra por sus mismos compañeros de cámara, relacionados con el despilfarro de los fondos de ese poder del Estado. Las intimidaciones del parlamentario surgieron luego que los informativos publicaran las denuncias sobre la entrega desmedida de fondos a los diputados afines a él. Entre estos beneficios económicos está el llamado “bono pescado” que volvió a otorgarse este año para el disfrute de la Semana Santa. Lo llaman así irónicamente porque el donativo consiste en 100,000 lempiras a cada congresista “para que pueda comprar su pescado seco” en esta temporada.
Redondo había sido denunciado en diciembre del año pasado, ante el Ministerio Público, por entregar millonarios fondos públicos como bono navideño, a muchos diputados sin argumento legal que lo permitiera. Al carecer de un liderazgo eficaz, el parlamentario presidente recurre a los beneficios monetarios, a costa del Estado, para obtener el beneplácito de parlamentarios, principalmente oficialistas, en la consecución de una legislación afín a intereses partidarios y particulares. Luego, cuando le llueven las críticas, como ocurrió la semana anterior, se reviste de la arrogancia que le da su cuestionado cargo para atacar a quienes considera son sus detractores gratuitos. En la reciente ocasión se llevó de encuentro a periodistas y medios
“TALES EROGACIONES VIENEN SIENDO LA MISMA MICA EN DISTINTO ÁRBOL EN COMPARACIÓN CON LOS VIEJOS SUBSIDIOS QUE EL CONGRESO ENTREGABA A LOS DIPUTADOS”
de comunicación que lo único que han hecho es cumplir con su deber de canalizar esas censuras para que el público las conozca. Las amenazas de Redondo desataron un avispero de indignación, en diferentes sectores de la hondureñidad, por atentar contra la libertad de prensa y la libre expresión, situación que solamente se da en gobiernos represivos y totalitarios. A pesar de haber sido derogado el decreto que daba vida al inverosímil Fondo Departamental, Luis Redondo y su directiva también mantienen la entrega de bonos mensuales a todos los diputados bajo la figura de subvenciones legislativas. Tales erogaciones vienen siendo la misma mica en distinto árbol en comparación con los viejos subsidios que el Congreso entregaba a los diputados para que desarrollaran proyectos de beneficio social en sus respectivos departamentos. Pero resulta que parte de los subsidios eran para empleados en proselitismo político y el resto del dinero iba a parar a los bolsillos de los congresistas que lo recibían.
El Poder Legislativo es criticado, además, por no haber rendido cuentas sobre la liquidación de los millonarios fondos relacionados con las subvenciones. Cada mes los diputados reciben 100,000 lempiras libre de su sueldo, cifra que varía en celebraciones como Navidad y Semana Santa.
Aparte de su intolerancia hacia los medios de comunicación, la gestión de Redondo ha sido cuestionada por la improductividad legislativa derivada, en gran medida, de largas paralizaciones en el hemiciclo y la falta de consenso entre las bancadas por la ausencia de un liderazgo conciliador. En definitiva, un líder genuino debe mantener su serenidad y cordura en todo momento y no marearse en las cimas del poder.