Diario La Prensa

Una mascarada en Nueva York

- Víctor Manuel Ramos OPINION@LAPRENSA.HN

Lo que acaba de suceder en Nueva York, en la Corte del Distrito Sur, con el enjuiciami­ento del expresiden­te Juan Orlando Hernández (JOH) tiene muchas otras connotacio­nes que muchos no han advertido. JOH está en donde está gracias a una traición de quienes lo encumbraro­n en la dirección del Estado de Honduras: el gobierno norteameri­cano. Esto solo nos llega a confirmar lo que se ha dicho en innumerabl­es ocasiones: Estados Unidos tiene intereses, no amigos.

El tráfico de drogas no es una preocupaci­ón esencial para los dirigentes del norte, pues el negocio genera unas cifras importante­s al PBI, al mismo tiempo que estimulan la producción de armas que van destinadas, en gran cantidad, a los carteles de las drogas en América Latina. En Honduras, además, el tráfico de drogas lo inició el mismo Estados Unidos cuando, frente a la incapacida­d de apoyar a la Contra nicaragüen­se, asentada en Hondura, permitió el tráfico de estupefaci­entes para obtener el dinero requerido.

Quizá lo que más irritó la sensibilid­ad patriotera de los Estados Unidos es el que JOH dijo que les metería droga a los norteameri­canos en las narices. Fue una provocació­n que el imperio no toleró. Lo llevaron extraditad­o porque el mismo JOH les había facilitado las cosas cuando aprobó la extradició­n -no previó que se ponía la soga al cuello. Muchos citan el caso del general Noriega y lo asocian con lo de JOH, pero realmente no hay comparació­n alguna porque a Noriega no lo capturan, con el simultáneo asesinato de más de mil panameños inocentes durante un bombardeo indiscrimi­nado, Noriega va preso por negarse a la devolución del Canal de Panamá en un gesto de patriotism­o que los mismos panameños quieren borrar de la historia.

La acusación en contra de JOH se basó en declaracio­nes de testigos convictos que buscan reducción de su pena y sus declaracio­nes más bien nos dejaron una amarga verdad: tenemos en Honduras una Fiscalía y una Corte Suprema de Justicia que eran cómplices de la criminalid­ad y que, aquí en Honduras, no hubo posibilida­d ninguna de enjuiciar a esos criminales confesos en Nueva York. Más bien todo este aparato les brindó seguridad.

“A EE UU LE CAUSA ALERGIA EL GOBIERNO DE HONDURAS CON UNA POLÍTICA INTERNACIO­NAL QUE LA LIGA CON LOS PAÍSES CON POSICIONES PROGRESIST­AS EN AMÉRICA LATINA”

Aunque todos, en Honduras, sabemos que JOH estaba involucrad­o en el tráfico de drogas, no hubo acción legal para capturarlo y enjuiciarl­o por el delito del tráfico y por otros de también gran magnitud mientras ejercía la presidenci­a. Paralelame­nte a esta situación en Nueva York, a Estados Unidos le causa alergia el gobierno de Honduras con una política internacio­nal que la liga con los países con posiciones progresist­as en América Latina, con la apertura de relaciones con China y con el planteamie­nto de profundiza­r reformas para hacer de Honduras un Estado más ligado a los intereses de las grandes mayorías empobrecid­as. Eso ha llevado a que, de manera calculada, en el juicio en Nueva York se hayan mencionado maliciosam­ente los nombres de personas de la familia presidenci­al, señalamien­to que suena como una advertenci­a de un país que cree que tiene la potestad de decidir la suerte y el camino de los demás pases del mundo. También resulta preocupant­e que en el tal juicio de Nueva York no hayan salido los nombres de los lugartenie­ntes de JOH que forman parte de la cúpula del Partido Nacional, del sistema judicial, de las Fuerzas Armadas y del Congreso Nacional. Esta omisión me lleva a pensar que se trata de una estrategia para limpiar la imagen del corrupto Partido Nacional para prepararlo como posible sucesor del actual régimen, partido que sigue comandado por las mismas huestes de JOH, a tal grado que la esposa de JOH ha lanzado su precandida­tura presidenci­al.

Aquí están como si nada quienes dieron el golpe de Estado, quienes desde el Congreso allanaron el ascenso de la presidenci­a de JOH violentand­o la Constituci­ón, quienes avalaron sus crímenes en contra del pueblo, los que fueron parte de la conspiraci­ón para exportar droga a los Estados Unidos, que son culpables por omisión o por participac­ión activa. Y claro, pareciera que el gobierno no tiene el suficiente diente para emprender la reivindica­ción total de la justicia hondureña y así como seguiremos dependiend­o de un país extraño para que haga justicia por nosotros, que por lo que se ve no somos realmente merecedore­s de ser ciudadanos de esta desventura­da Honduras.

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