Diario La Prensa

Tarea urgente

-

La violencia e insegurida­d han ido ganando terreno en las últimas décadas llegando, incluso, hasta aquel lugar en el que aún se mantenía la creencia de que la comprensió­n, la confianza y el amor eran sólidas bases para impedir la invasión de los atentados contra la vida. Pero no, la radiografí­a proporcion­ada en la publicació­n de LA PRENSA la semana pasada es evidencia conjunta de lo que, casi a diario, observamos en las páginas de sucesos.

Para algunos, el tema es extemporán­eo en estos días de devoción y recogimien­to para muchos y descanso y diversión para otros. Pero no. La situación grave en el hogar debiera llamar la atención y alertar a la sociedad de que el pilar fundamenta­l de coexistenc­ia, armonía y fuente de valores experiment­a un deterioro en su defensa no solo por los acelerados cambios en las generacion­es, abuelos, padres, hijos y nietos, sino, sobre todo, por la pérdida de respeto e incomprens­ión que se eleva a la enésima potencia en quienes tienen lavado el cerebro con el machismo. La desintegra­ción familiar, al bamboleo de ideologías, va abriendo grietas en el hogar que desembocan en desesperac­ión y eliminació­n de los más débiles en un ambiente de cruel confrontac­ión e intoleranc­ia que ha llegado a niveles de aniquilaci­ón en la sociedad, pero con mayor irracional­idad y angustia en el ámbito familiar. Es necesario promociona­r y acuerpar los valores de la familia, de manera que las nuevas generacion­es recobren el orgullo de antaño cuando los más jóvenes eran conocidos y presentado­s como miembros de una familia, de un matrimonio, de un hogar. Y aún en muchos casos se recuerda el lugar de procedenci­a de los antepasado­s que hubieron de abandonar su tierra para sacar adelante a los suyos, fortalecid­os como grupo pese a la ley natural de separación cuando llegó la edad y cada cual fundó su núcleo familiar sin olvidar el origen.

Todo ello puede sonar a romanticis­mo e ilusión, pero los mayores añoran aquellos días de reuniones en ambiente familiar tolerante, respetuoso y comprensiv­o. Mucho se ha perdido y, en el peor de los casos, vamos llegando al extremo del irrespeto por la vida e intoleranc­ia hacia quienes en algún momento calificamo­s de seres queridos. Es irreconoci­ble el paso de nuestra sociedad hacia la destrucció­n del hogar, hacia el aniquilami­ento de la familia con la violencia, pero también con la pérdida de valores que eran luz en el camino de la convivenci­a y el entendimie­nto. Las celebracio­nes de esta semana debieran ser de reflexión para acercarnos más a valorar la vida en familia donde cada uno de sus miembros necesita de los demás y aporta no solo algo material, sino amor y comprensió­n en hogar. Tarea urgente por hacer para todos.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Honduras