El exceso nunca es bueno
El Síndrome del padre o madre helicóptero podría estar creando una nueva generación con problemas de personalidad. Aquí como evitar contagiarte y criar hijos más felices.
Vivimos en un mundo competitivo en el que debemos preparar al máximo a nuestros hijos para el futuro. Queremos que destaquen en deportes, que entren -y nunca salgandel cuadro de honor, que tengan dotes artísticos, que integren clubes y que al graduarse de la universidad obtengan fabulosos trabajos y lleven una vida cómoda y sin problemas de ningun tipo. En ese afán no nos damos cuenta que podemos convertirnos en víctimas del llamado Síndrome de la madre o padre helicóptero, ese que sobrevuela siempre sobre las cabezas de sus hijos, pendiente en todo momento de lo que les puede ocurrir. Este síndrome es capaz de agobiar al más paciente y provoca ansiedad tanto en los padres como en los hijos, que tarde o temprano terminan en una relación tóxica. Para evitarlo vale la pena poner en práctica lo siguiente:
ESCUCHA ATU HIJO: presta verdadera atención y respeta sus pensamientos y puntos de vista, déjalo que los exprese libremente sin que impongas siempre tu punto de vista. NO MANEJES SUS PROBLEMAS EN LAS RELACIONES: no trates de ayudarles a escapar de las consecuencias de sus acciones a menos que creas que se trata de algo injusto o un tema muy serio como el bullying. Si tienen conflictos o problemas con amigos o compañeros anímalos a resolverlos solos, de manera justa y madura pero tú nunca intervengas.
NO HAGAS SUS TAREAS: sabemos que sus notas se pueden convertir en una obsesión para ti pero desde primaria debes enseñarles que es su responsabilidad y que deben estar pendientes de sus proyectos, exámenes y fechas de entrega. Para middle school ellos ya deberían manejar su carga escolar de manera eficiente solicitando tu ayuda solo en casos que sea realmente necesario.
NO LE DES TRATO ESPECIAL: los niños deben crecer rodeados de amor y de todas las muestras de afecto y confianza posibles pero eso no quiere decir que crean que merecen trato especial porque son diferentes, mejores o con mayores talentos que otros. Enséñale que ellos no son el centro del universo, que todos los niños son iguales, que nadie es superior y que para conseguir algo hay que luchar hasta ganárselo. EVITA LA SOBREPROTECCIÓN: los padres estamos llenos de miedos, es algo normal, pero debemos aprender a soltar un poco a los niños, dejarlos libres. Estar excesivamente pendientes de su seguridad, impidiéndoles moverse o actuar con cierta libertad por miedo a que le pueda ocurrir algo solo traerá consecuencias negativas.