BIOGRAFÍA
GIANNI VERSACE
A 20 años de la muerte del ícono, su leyenda continúa viva. Murió muy joven, cuando apenas empezaba a disfrutar las mieles del triunfo. Fue uno de los mayores genios creativos del siglo XX y un precursor de la estética barroca. Sus diseños extravagantes, sensuales y atrevidos siguen siendo el sello de la casa italiana, que conserva la esencia y los elementos con los que la fundó a finales de los años 70.
Desde su nacimiento, la moda formó parte de la vida de Giovanni Maria Versace, quien adoptó el nombre de Gianni. Su mayor influencia fue su madre, quien era de sangre francesa y tenía un taller donde aprendió a trabajar con piedras preciosas, bordar los vestidos con hilos de oro y confeccionar el vestuario para el teatro Metropolitano de Italia. Creció rodeado de sus hermanos Santo, Donatella y Tina, esta última murió a los doce años debido a una infección de tétano. Estudió arquitectura pero en los años 70 decidió radicarse en Milán para estar cerca de la meca del diseño de modas. Amable y sencillo, así era el genio. Su talento iba creciendo como la espuma y sus creaciones llamaron la atención de los grandes de la moda; ya para finales de esa década fundó su marca Versace. Sus vestidos y grandes caballitos de mar fueron su marca registrada. En 1978 presentó su primera colección y abrió su boutique en Via Della Spiga en Milán. Muchos lo consideraban “el padre de las supermodelos” ya que fue el primer diseñador en pagar grandes cantidades de dinero a tops como Naomi Campbell, Cindy Crawford, Linda Evangelista y Christy Turlington, así como a Marcus Schenkenberg, quienes en 1991 desfilaron por la pasarela al ritmo del tema Freedom de George Michael. Era el comienzo de una nueva década y todos querían usar prendas Versace, desde Liz Taylor y Elton John hasta Madonna y la princesa de Gales, quien utilizó en varias ocasiones sus vestidos, convirtiéndolos en tendencia mundial. Gianni intensificó la saturación de color y dio rienda suelta a los volúmenes. Fue uno de los precursores de la estética barroca italiana. Los estampados fue-
ron uno de sus sellos más impactantes, así como el dorado y la medusa grabada en anillos, botones, accesorios para bolsos y zapatos. El diseñador tomó “prestadas” ideas de varias subculturas, los imperdibles del punk o las obras de arte urbano y las elevó al escenario del lujo. Una de sus musas fue su hermana Donatella, quien también tomó las riendas como diseñadora de la casa italiana; entre tanto, su hermano Santo se convirtió en el CEO de Versace. Sentía amor infinito por su sobrina Allegra. Fue la hija que nunca tuvo y su mayor heredera. Gianni llegó rápidamente a la cima con su estética exuberante, muy atrevida en colorido y materiales, casi chillona y kitsch, con tonos flúor y dorados. En lo personal también era atrevido y abiertamente homosexual. En 1982 conoció al modelo italiano Antonio D’Amico, con quien se embarcó en una relación que duró quince años. Durante ese tiempo Antonio fue diseñador para la línea deportiva Versace. Pero a Donatella no le parecía esa relación amorosa, por lo que el diseñador prefirió alejarse de su familia y tener una vida más cómoda en Miami, donde construyó una mansión de 10 habitaciones, 11 baños y una enorme piscina que ahora funciona como un hotel. La historia terminó abruptamente el 15 de julio de 1997, cuando Gianni, de 50 años, fue asesinado por Andrew Cunanan, un asesino en serie estadounidense de 28 años, políglota, exmodelo y toxicómano. Ambos habían coincidido en el pasado en el club gay Colossus de San Francisco, ciudad donde ambos residían a principios de los 90. El diseñador recibió dos balazos en la cabeza y cayó justo en las gradas de su mansión en Ocean Drive. Un año antes, Gianni había hecho su testamento después que le detectaran cáncer de oído. Amaba tanto a su sobrina Allegra, de entonces 11 años, que le heredó gran parte de su fortuna, el 50 por cierto de la empresa y tres mansiones situadas en el lago de Como, en Nueva York y Miami. El 30 por ciento recayó en su hermano Santo y el 20 restante en Donatella. Asimismo dejó su colección de arte de Leger y Picasso al hermano de Allegra: Daniel. Y a su novio Antonio le heredó una mensualidad de 33 mil euros y la opción de quedarse el tiempo que quisiera en varias de sus casas. Al momento de su muerte, se calcula que su fortuna ascendía a más 800 millones de dólares, con 13 tiendas en todo el mundo. Su funeral en Milán se convirtió en un desfile de celebrities. Sin embargo, Allegra fue la única persona de la dinastía Versace que realmente lloró la muerte de su tío. Han pasado dos décadas desde su desaparición y el el mundo de la moda lo sigue venerando, y es que su legado no morirá jamás.