POWER DRESSING
La elección de la vestimenta y los colores refleja nuestras obsesiones, anhelos, defectos y temores. Cuidar nuestra imagen para brillar en cualquier ámbito, depende de
nuestra actitud. Esa que solo vive en nuestro interior.
El power dressing, un término muy popular en Estados Unidos en los últimos tiempos, se refiere a saber escoger el vestuario para demostrar seguridad y liderazgo. No se trata de elegir un rígido suit sino de buscar el vestuario que te quede bien, que sea cómodo, resalte tu figura y te de un ligero toque de autoridad, siempre y cuando lo requieras. A primera vista parece un poco superficial, pero en realidad no lo es. Vivimos en una cultura visual, donde aunque nos pese, el atuendo que elijas ocupa el 85 por ciento de la comunicación no verbal. Si pretendemos que la imagen nos haga el camino más fácil, debemos tomarla un poco más en serio. Conociéndonos sabremos cómo realzar nuestros atributos naturales para lucir en la vida profesional. Si elegimos mal, nos puede afectar socialmente. Hay una autoridad en el vestir, las personas escuchan lo que tenemos para decirles. A mayor imagen, mayor poder de influencia. Ésta, siempre debe respaldar nuestros conocimientos, capacidades y experiencias. Es una poderosa herramienta de comunicación. Pero cuidado, una prenda elegante, no asegura elegancia, depende de quien la porta y como la luce. La ropa carece de sentido sin actitud y reinventarse sin contenido no sirve.