RSE para el desarrollo sostenible en Nicaragua
En 2005 un pequeño grupo de empresarios formó en Nicaragua la Unión Nicaragüense para la Responsabilidad Social Empresarial (uniRSE), organización sin fines de lucro que definió que la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) significaba para las empresas gestionar sus operaciones de manera sustentable.
En esa época podían darse confusiones entre acciones filantrópicas y RSE. Con el transcurrir del tiempo, el concepto tal y como lo conocemos hoy, fue permeando en muchías empresas y proyectándose al conjunto de la sociedad como una nueva manera de hacer negocios. En el mundo empresarial nicaragüense, comprometerse socialmente (ir más allá de lo que establecen las normas y las legislaciones nacionales), no es algo nuevo: ya se practicaba desde inicios del siglo pasado. Ingenio San Antonio, propiedad de Nicaragua Sugar del Grupo Pellas, ofrecía desde 1911 servicios de salud gratuitos para su personal; en 1913 la primera escuela gratis para los hijos de sus trabajadores y en los 60 puso a disposición de sus colaboradores un hospital privado y llevó el seguro social al campo.
Posteriormente, la RSE en Nicaragua tomó nombres concretos en compañías que por su labor se han destacado, como Grupo Pellas, Pollo Tip Top, Compañía Cervecera, Lacayo Fiallos, Grupo CALSA, Grupo Baltodano, Grupo LAFISE, Grupo Promerica. Para producir, para vender sus productos, para exportar, son cada vez mayores las exigencias que enfrentan las empresas en sostenibilidad. Ya no se pueden hacer las cosas como antes y un claro entendimiento de estos desafíos es vital para el empresariado centroamericano, independientemente de cual sea su giro de negocios.
Nuestros países requieren inversiones para apuntalar el desarrollo económico de sus economías y estas deben integrar los criterios de la Responsabilidad Social: deben considerar temas como igualdad de género, protección de la niñez, educación de calidad, preservación del medioambiente...
Los indicadores de la RSE, IndicaRSE, que estamos aprovechando desde 2009 y que hemos homologado exitosamente a nivel regional con el ISO 26.000 (ISO sobre la Responsabilidad Social), con los criterios del GRI (Global Reporting Initiative) y con el Global Compact, son instrumentos que han demostrado su fuerza y utilidad a nivel regional y nacional.
Con el ISO 26.000 ha quedado patente que la RS es un criterio que no solo está vinculado con las empresas, sino que tiene también una creciente importancia para la academia, los gobiernos y las organizaciones de la sociedad civil. Por eso nos parece apropiado enfatizar que se trata de responsabilidades compartidas entre los diferentes actores de una sociedad. Sin duda hay tareas específicas que le corresponden a cada sector y que las empresas desempeñan un rol pionero en el tema de la RSE, sin embargo, cada vez es más claro que el desafío implica interactuar y realizar alianzas para poder alcanzar las metas que nos hemos propuesto. Por lo tanto, es un trabajo de todos para beneficio de todos