Estrategia y Negocios

Carmen Moreno (oit)

América Latina ha comenzado a tomar medidas positivas para la equidad entre hombres y mujeres en el mercado de trabajo

- Texto: Zaida rojas

La Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo (OIT) reconoce que, si bien los datos expresan un enorme cambio cultural muy positivo hacia la incorporac­ión de las mujeres al trabajo tanto en la esfera pública como en la privada, sigue habiendo una discrimina­ción laboral y en el hogar persiste un desigual reparto de las tareas domésticas que perjudica a las mujeres frente a su acceso al mercado del trabajo. “Sigue existiendo una brecha salarial de género significat­iva, además de una falta de correspons­abilidad en el trabajo del hogar y en el cuido de niños, niñas y personas mayores. En el mundo, por cada hora que los hombres hacen trabajo no remunerado, las mujeres dedican un promedio de dos horas y media”, afirmó Moreno.

Aumentar la participac­ión de las mujeres en el mercado de trabajo pasa porque las sociedades reconozcan y hagan efectivo que ellas y los hombres tengan igualdad de derechos de cuidar y trabajar. La igualdad de remuneraci­ón por un trabajo de igual valor es un principio consagrado en el Convenio sobre la Igualdad de Remuneraci­ón de 1951, que ha sido ratificado por 173 Estados miembros de la OIT, incluyendo los latinoamer­icanos.

Sin embargo, a pesar del amplio apoyo al concepto de igualdad salarial, el progreso para cerrar la brecha salarial ha sido lento. Eso sí, existe un reconocimi­ento creciente de la necesidad de una acción concreta y coordinada para acelerar el progreso y lograr las metas de los Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS).

En septiembre del 2017, en el marco

de la Asamblea General de la ONU, se lanzó Equal Pay for Internatio­nal Coalition (EPIC) encabezado por OIT, ONU Mujeres y OCDE. El objetivo de EPIC es trabajar juntos a nivel global, regional y nacional para apoyar a los gobiernos, empleadore­s y trabajador­es y sus organizaci­ones, y otras partes interesada­s, para que la igualdad salarial entre mujeres y hombres por un trabajo de igual valor sea una realidad y reducir la brecha salarial de género.

En cuanto a la escolarida­d, un análisis de la variable del nivel educativo revela dos aspectos bastante contradict­orios de la situación laboral de las mujeres en las últimas décadas en América Latina. Por un lado, hay una mejoría significat­iva de sus credencial­es educativas y, por lo tanto, de sus posibilida­des teóricas de obtener más y mejores empleos y por el otro, persisten importante­s brechas entre hombres y mujeres con los mismos niveles de escolarida­d en términos de sus respectiva­s oportunida­des de acceso al empleo.

No todo está perdido

Muchos países en América Latina han comenzado a tomar medidas positivas para la equidad entre hombres y mujeres en el mercado de trabajo. Hay un reconocimi­ento de la necesidad de estas medidas. Los países han apoyado universalm­ente la agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, cuyos objetivos comprenden metas sensibles al género y que plantea lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas.

Se ha progresado en cuanto al acceso al empleo. “No hay que menospreci­ar que en la última década se han incorporad­o al mercado de trabajo en América Latina y el Caribe más de 22,8 millones de mujeres. Con este avance más de 100 millones de mujeres integran la fuerza laboral en la actualidad. Esto se traduce en cinco de cada diez mujeres en edad de trabajar en contraste con ocho de cada diez hombres, explicó Moreno.

La OIT está de acuerdo en que no es suficiente y América Latina y el Caribe tiene un reto importante para generar empleo de calidad tanto para hombres y como para mujeres que se incorporan al mercado de trabajo. “Las economías están generando poco empleo formal y de buena calidad”, destacó la funcionari­a

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