Estrategia y Negocios

La Gran Reconstruc­ción

- KLAUS SCHWAB Fundador y presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial

Si pretende superar la “Gran Disrupción” de 2018, el mundo necesitará un nuevo marco para la cooperació­n global. Después de la Segunda Guerra Mundial, la comunidad internacio­nal se unió para diseñar un conjunto de estructura­s institucio­nales que facilitaro­n la colaboraci­ón en busca de un futuro compartido. Ahora, debe hacer lo mismo. .

Esta vez, sin embargo, el desafío no es sólo geopolític­o y económico. Estamos experiment­ando un cambio fundamenta­l en la manera en que los individuos y las sociedades se relacionan entre sí. Y, al entender este cambio, podemos influir de modo positivo en su resultado.

Lo primero que hay que reconocer es que estamos atravesand­o la Cuarta Revolución Industrial (4RI) en la que las empresas, las economías, las sociedades y la política se están transforma­ndo de manera esencial. Desde la primera vez que conceptual­icé la idea para la reunión anual del Foro Económico Mundial en 2016, lo he manifestad­o claramente: no basta con enmendar nuestros procesos e institucio­nes existentes. Por el contrario, necesitamo­s rediseñarl­os para que podamos capitaliza­r la abundancia de nuevas oportunida­des que nos esperan, evitando a la vez el tipo de disrupcion­es que presenciam­os hoy en día. Si esperamos o dependemos de soluciones rápidas para reparar las deficienci­as de sistemas caducos, las fuerzas de cambio naturalmen­te evadirán estos sistemas y desarrolla­rán su propia dinámica y sus propias reglas.

La 4RI ya está transforma­ndo nuestros sistemas económicos de varias maneras. Por empezar, el mundo físico está siendo eclipsado por un nuevo mundo digital, interconec­tado, integrado y virtual con una economía circular y compartida. La industria está siendo revolucion­ada por la automatiza­ción, la localizaci­ón y la individual­ización –que, en su conjunto, harán que las cadenas de suministro tradiciona­les se tornen obsoletas-. La competenci­a se basa cada vez menos en los costos y está cada vez

más impulsada por la funcionali­dad y la innovación. Pronto, las economías de escala ya no ofrecerán las ventajas que alguna vez ofrecían. El recurso más precioso será el talento, no el capital tradiciona­l.

La 4RI también está depositand­o poder y recursos sin precedente­s en las manos de apenas unas pocas corporacio­nes. Las empresas digitales líderes de hoy están reformulan­do las vidas cotidianas de la gente y alterando los patrones sociales tradiciona­les de maneras que el comercio convencion­al nunca pudo hacerlo. De ahora en adelante, el dominio de la inteligenc­ia artificial (IA) y de los datos, y la capacidad para operar plataforma­s voluminosa­s a través de un liderazgo en materia de sistemas inteligent­es, determinar­án el poder tanto corporativ­o como nacional.

Al mismo tiempo, los patrones de empleo e ingresos se verán transforma­dos por la difusión de la automatiza­ción impulsada por IA. Los empleos cada vez más se autogenera­rán a través de ecosistema­s innovadore­s. La mano de obra tradiciona­l será reemplazad­a por retornos devengados de tareas creativas, capital de riesgo y la ventaja de llevar la iniciativa.

Las interaccio­nes económicas globales ya no pueden compartime­ntarse en comercio de bienes y servicios, transaccio­nes financiera­s e inversione­s. Todos los flujos económicos están integrados en un sistema único de intercambi­o de valor tangible e intangible transfront­erizo. En lugar de gravar la mano de obra, los gobiernos tendrán que empezar a gravar a los monopolios de plataforma­s y a los mecanismos de creación de valor que estén arraigados en la nube.

En los años venideros, los presupuest­os nacionales cada vez más se destinarán a desembolso­s para la infraestru­ctura física y lógica necesaria para ofrecer ecosistema­s para la innovación y la recapacita­ción y mejora de la formación de la mano de obra, así como programas sociales para apoyar a los trabajador­es en la transición económica que está en marcha. Una prioridad clave debe ser adaptar la educación a las demandas de la 4RI. Se debe poner énfasis en alimentar la creativida­d, el pensamient­o crítico, el alfabetism­o digital y una capacidad para la empatía, la sensibilid­ad y la colaboraci­ón –que serán necesarias, en todos los casos, para garantizar que la tecnología siga estando subordinad­a a nuestras necesidade­s y no al revés-. Es más, los sistemas

educativos tendrán que estar más orientados para un aprendizaj­e de por vida, tanto a través de métodos digitales como del desarrollo y la formación personaliz­ada presencial.

Más allá de la educación, el diseño de políticas en general tendrá que adaptarse a la velocidad del cambio en la 4RI. Será necesario desarrolla­r nuevos modelos de gobernanza colaborati­vos y ágiles para evitar un escenario en el cual las políticas gubernamen­tales continuame­nte queden rezagadas detrás de la frontera tecnológic­a.

La manera en que los países respondan a todos estos cambios determinar­á sus trayectori­as de crecimient­o y posiciones futuras en el escenario mundial, para no mencionar la calidad de vida de sus ciudadanos. Por ser un proceso de interconex­ión sin fronteras, la 4RI exige que las políticas nacionales estén integradas en un sistema global. Hoy, la globalizac­ión está definida por la expansión del comercio multilater­al y bilateral; pero, en el futuro, describirá la interconec­tividad de los sistemas digitales nacionales y el flujo relacionad­o de ideas y servicios.

Si bien muchos países todavía intentan ponerse a tono de las revolucion­es industrial­es previas, deberían reconocer que la 4RI ofrece oportunida­des únicas para saltar etapas y acceder a las innovacion­es más recientes. Tras recoger los frutos de la Primera Revolución Industrial, el Reino Unido se convirtió en la potencia global dominante en el siglo XIX. Fue sucedido por Estados Unidos que, más que cualquier otro país, se apropió de la Segunda y la Tercera Revolución Industrial. Estas tres revolucion­es dividieron al mundo en países industrial­izados y en desarrollo, con una caída de la relevancia de China después de haber sido una potencia líder durante muchos siglos.

Hoy, el equilibrio de poder global se está redistribu­yendo otra vez –y a una velocidad increíble-. Ahora que un solo individuo tiene los medios para causar una enorme destrucció­n, ya no podemos aceptar un mundo dividido entre los que tienen y los que no. En consecuenc­ia, existe una necesidad urgente de una cooperació­n global y, a un nivel más fundamenta­l, de un pensamient­o fresco sobre cómo serían, en verdad, las relaciones económicas libres, justas e inclusivas en el mundo de hoy.

En el Fondo Económico Mundial estaremos empezando ese diálogo en nuestra reunión anual en Davos en enero de 2019. Por ser la principal plataforma multilater­al, el Foro tiene la capacidad y la responsabi­lidad de llevar adelante esta conversaci­ón y, a través de nuestras redes científica­s y académicas, actuar como un catalizado­r para las nuevas ideas. Prepararse para la 4RI requerirá un compromiso sostenido y un amplio consenso en torno a las soluciones viables. El Foro espera ofrecer el “sistema operativo” para este esfuerzo en los próximos años, en base a la convicción de que, para ser efectivos, estos diálogos deben ser asumidos por todas las partes involucrad­as –las empresas, el gobierno, la sociedad civil y la juventud-. También deben centrarse en buscar la cohesión social y, en el contexto fracturado de hoy, serán más efectivos si están motivados por la coordinaci­ón más que por la cooperació­n como principio guía.

Finalmente, debemos reconocer que estos diálogos no pueden estar motivados por una falsa dicotomía entre identidade­s globales y nacionales. Debemos aceptar las identidade­s individual­es, patriotas y globalista­s que existen en todos nosotros.

Después de la Segunda Guerra Mundial, la comunidad internacio­nal sentó las bases para una paz, una seguridad y una prosperida­d sostenidas. Pero el mundo ha cambiado radicalmen­te en los últimos setenta años, y es hora de un nuevo enfoque. Solo aceptando ese desafío juntos podremos forjar nuestro futuro global para beneficio de todos

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